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Santiago Trancón Pérez

Cataluña: del mito al dato

Es sorprendente cómo se ha construido el mito de Cataluña. Nunca la mentira ha tenido mayor éxito.

Es sorprendente cómo se ha construido el mito de Cataluña. Nunca la mentira ha tenido mayor éxito. Veamos algunos datos relacionados con una de las patrañas que ha logrado mayor difusión: el insultante "España nos roba". Para justificarlo, los independentistas se inventaron unas balanzas fiscales y cifraron el expolio en 16.000 millones de euros anuales. Como el atraco debió de empezar, al menos, en 1714, calculen el monto astronómico de la deuda. Llegará el Juicio Final y los malvados españoles seguiremos debiendo dinero a los industriosos catalanes.

Los datos, sin embargo, dicen lo contrario. Madrid, la capital del mal, en 2015 ha tenido un déficit fiscal de 17.501 millones, o sea, el 9% de su PIB, mientras que el de Cataluña, de 8.800 millones, representa el 4,5% del suyo. Como se ve, España roba el doble a Madrid que a Cataluña. Una manera tan zafia de crear agravios ignora el principio elemental de que quien más cobra o gana, más impuestos paga. Según esto, Cataluña sale muy beneficiada porque, comparativamente, aporta al conjunto la mitad que Madrid. El cálculo del déficit fiscal interior, por otra parte, es una solemne tontería, imposible de definir con criterios mínimamente serios. Basura estadística que no persigue otro fin que justificar el victimismo y el secesionismo.

Pero vayamos a otros datos que desmienten otra patraña: que Cataluña puede prescindir económicamente de España. Cataluña vende más bienes y servicios a España que al resto del mundo. Varios ejemplos: las empresas catalanas venden más a Cantabria que a Estados Unidos, más a Murcia que a China, el doble a Aragón que a Alemania, más a Andalucía que a Portugal. La balanza comercial queda así: Cataluña tiene un superávit respecto a España de 19.300 millones, o sea, que vende al resto de España mucho más de lo que importa de ella. Con relación al resto del mundo, el déficit es de 16.600 millones, o sea, todo lo contrario, importa más que exporta. Estos datos señalan una gran dependencia de la economía catalana del resto de España. Vender en España sale mucho más rentable que vender fuera. Por cada euro invertido, el empresario logra un 7% más de beneficio, y la recaudación de impuestos le favorece un 18% más que si lo hace fuera. Además, Cataluña exporta aprovechando las ventajas que le da el pertenecer a España.

Hablar de economía catalana es otra falacia. ¿Dónde empieza y dónde acaba esa economía? Las empresas ubicadas en Cataluña son tan dependientes de las empresas españolas y las multinacionales que es pura fantasía calificarlas de catalanas. Eso sí, con la independencia, los impuestos se quedarían sólo en Cataluña.

Más datos: de enero a mayo de 2016, la Administración del Estado invirtió en obra pública en Cataluña un 71% más que la Generalidad. Del 2011 al 2015, ese mismo Estado opresor ha invertido un 39% más en Cataluña que en Madrid. Comparativamente, en este mismo período, el Gobierno catalán ha invertido en obra pública un 32% menos que el resto de los Gobiernos autonómicos. La Generalidad, sin embargo, denuncia que el "Gobierno central" no invierte en Cataluña y que los persigue fiscalmente. Mienten con impunidad y alevosía, y no pasa nada.

Por último, las pensiones. La comunidad más deficitaria para la Seguridad Social en 2015 fue Cataluña. Con sus cotizaciones no habría podido pagar sus pensiones. El déficit es de 3.193 millones, que ha tenido que poner el "Estado opresor", el mismo que avala sus bonos basura y se hace cargo de los 80.000 millones de euros del endeudamiento del Gobierno catalán. Por contra, las cotizaciones a la Seguridad Social de los madrileños han superado sus gastos de pensiones en 1.671 millones de euros.

Pero hay más: la pensión media que paga el Estado a los pensionistas catalanes es un 4,4% más elevada que la del resto de los pensionistas españoles. Cotizan menos y cobran más. Si tuvieran que pagarlas con sus cotizaciones, sus pensiones bajarían automáticamente un 15% (144 euros de media al mes). Además, el número de pensionistas en Cataluña es sustancialmente superior al correspondiente a su población. En Cataluña reside el 15,9% de la población española, y sin embargo se cobra allí el 19,04% de todas las pensiones que paga el Estado. Los madrileños se jubilan más tarde (63,1 años de media) que los catalanes (62,4) y tras haber cotizado más años a la Seguridad Social (33,4) que en Cataluña (32,7). Aquí las décimas son millones. Cataluña, con solo un 15% más de población que Madrid, reciba un 53% más de dinero del Estado para pensiones.

Conclusión: Cataluña es una nación oprimida, sojuzgada, dominada y explotada, en la que los oprimidos oprimen a los opresores, los sojuzgados sojuzgan a los sojuzgadores, los dominados dominan a los dominadores, los explotados explotan a los explotadores, etc. Una pobre nación aplastada que o se independiza o muere. El mito contra el dato. El gato por la liebre. El gato encerrado de toda la propaganda nacionalista. ¿No es hora de que deje de maullar y salga a cazar ratones? ¿O lo que quiere es maullar y mamar a la vez?

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