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La Ilustración Liberal

Por esto votamos “no”

Ni un día ha tardado Zapatero en darnos la razón a quienes, precisamente por españoles, europeos y liberales, votamos ayer “no” a este plebiscito a mayor gloria de su figura política. Es difícil resumir en un breve discurso tanta mezquindad, tanto sectarismo, tanta miseria moral y tanta soberbia personal como los exhibidos por el presidente del Gobierno tras los resultados electorales, más cerca del relincho de gozo que de la celebración cívica. Aunque el triunfo del “sí” se lo debe al PP, no ha tenido ni una palabra de agradecimiento para Rajoy. Aunque ERC e IU han votado “no”, ha dicho que nadie había perdido en este referéndum. En realidad, nos ha pasado el resultado a todos por las narices como un triunfo personal, que es para lo que lo convocó. Siempre lo creímos así y por eso votamos “no”. Con todos los respetos para los votantes del PP que han elegido el “sí” o el voto en blanco, creo que los hechos nos han dado la razón.

Por si la mezquindad no era suficiente, por si el sectarismo no parecía bastante, Zapatero ha asociado la mísera victoria del “sí”, que no llega a uno de cada tres españoles con derecho a voto, a la victoria de los socialistas en las elecciones portuguesas, que, dijo, alegra a todos los progresistas europeos. Añádase la guinda de la autofelicitación por la llamada del “compañero José Borrell”, al que creíamos presidente del Parlamento Europeo antes que miembro del partido o de la secta, y se tendrá la radiografía completa de un sectario radical al que ayer la Derecha perdió la oportunidad de infligir un severo correctivo. Ojalá no tenga que lamentarlo tanto como la abstención en el referéndum sobre la OTAN, del que salió un Felipe tan endiosado como ya lo está Zapatero y con muchos años de Gobierno por delante. Esperemos que no sean tantos.

Si alguien pensaba que con los socialistas cabe el juego limpio, se habrá caído del guindo con el destape del napoleonismo zapateril, que ha presumido de sentirse “respaldado por millones de españoles” para instalarnos “en el corazón de Europa”. Ni uno de cada tres votantes españoles lo respaldó ayer, y, objetivamente, estábamos mucho mejor en Europa con el Tratado de Niza que con esta chapuza burocrática abusivamente llamada “Constitución”. Este referéndum ha sido impropio de una democracia. Este fatuo y ensoberbecido presidente del Gobierno ha demostrado hasta qué punto él también lo es. Como, por experiencia, temíamos que podía pasar esto, votamos “no”. Desde luego, nosotros no tendremos que arrepentirnos. Otros, tal vez. Y tal vez demasiado tarde.

(21-II-05)

Número 23

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