
El colapso, la decadencia, la ruina, el suicidio, la muerte, el fin o la 'okupación’ de Occidente ("reemplazo" le llaman en la Francia caótica) lleva siglos anunciándose. La idea del desmoronamiento de lo que llamamos Occidente – sobre lo que no hay acuerdo conceptual -, floreció hace un siglo con el libro de Oswald Spengler[i] cuyo título se puede traducir, textual y líricamente, como "el curso declinante de la región nocturna", aquella en la que se pone el sol visto desde Alemania[ii].
Occidente lleva decayendo siglos, según los más insignes pensadores. Julián Marías, en su España inteligible, escribe que la primera decadencia de Occidente fue la del Imperio Romano escindido en tiempos de Diocleciano y Maximiano. O sea, que ha habido otras posteriores aunque no hay conformidad en su número y sus características.
El ex ministro de Exteriores, Josep Piqué, señalaba que esa decadencia puede dividirse en tres suicidios: las dos guerras mundiales del siglo XX y el hundimiento de la Unión Europea, si se produce. En esto hay más acuerdo. Fueron terriblemente atentatorias contra la existencia de Occidente las dos grandes guerras civiles europeas, con Estados Unidos ya presente, en 1914 y 1939.
Ahora, muchos creen que la cosa es más grave: Occidente o está muriendo de muerte natural por vejez, acelerada con eutanasia o no; o está siendo asesinado por sus enemigos o se está suicidando, conscientemente o no. Pero, como es sabido, hay muertes lentas. No todas son fulminantes.
En la variante lenta, hay muertes doloras e indoloras. En estas últimas, agentes externos y extraños se van apoderando imperceptiblemente de la red neuronal, o de la sangre, o de los órganos hasta que lo que estaba vivo se convierte en su contrario, en lo inerte, en lo muerto, pasando a ser parte de otro paisaje. Lo que es verdaderamente difícil es determinar cuáles son los patógenos que conducen a ese trágico final mucho después de que empezara el proceso, que puede pasar desapercibido hasta el momento de la agonía definitiva.
Nuestra Alicia Delibes, en su reciente libro El suicidio de Occidente. La renuncia a la transmisión del saber, subraya el odio que se extiende hacia todo lo que es o significa Occidente y aclara que es el propio Occidente el que destila ese odio desde sus instituciones. ¿Por qué? Porque no se instruye sobre la propia historia de su civilización en las instituciones escolares. ¿Y qué se estudia? La maldad de la propia civilización, sentando las bases de sus sustitución por otras. ¿Cuáles? Ah…Nadie lo dice, pero la alianza putiniana, china, islamista con determinadas izquierdas aclara muchas cosas.
Otro ejemplo. Federico Rampini, ex comunista, vacunado contra las destrucciones, cree que Occidente, palabra que le gustaba más a Ortega que Europa (que no incluye a América), se está suicidando. Lo explica en su libro El suicidio occidental, aparecido en España en marzo de este año. Y al principio explica:
"Si Occidente ya no cree en sí mismo, si ha perdido toda estima por sus propios valores, si sus élites juegan al juego de la autodestrucción, no es de extrañar que el resto del mundo se ensañe con nosotros. Al odiar nuestra historia, al despreciar nuestro pasado, invitamos a los demás a hacer lo mismo." Por ejemplo, las estatuas de Colón son derribadas en Estados Unidos, que hace un siglo las erigían con pasión y aún celebran el 12 de octubre de 1492.
La infección fundamental de Occidente es la riqueza, se dogmatiza. El razonamiento de los enemigos es simple. Si Occidente es rico es porque ha arrebatado los recursos a los demás países, razas, culturas, continentes mediante crímenes horribles…"Occidente no ha hecho nada bueno, ya que su opulencia está inextricablemente ligada a la miseria de los demás y al calentamiento global." Por tanto hasta sus fronteras nacionales son ilegítimas. ¿Cómo nos atrevemos a negar la entrada irregular a los "pobres" siendo nosotros los causantes de su sufrimiento?
Todo, todo, todo, desde Tales a Galileo o Newton, desde Euclides a Maxwell, desde Arquímedes a Einstein, desde Platón a Camus, desde la flauta de Pan a Mozart, desde el derecho a la literatura, desde la ingeniería romana a la ciencia empírica, desde la mitología griega al cristianismo, todo, todo, es un proceso que ha conducido a la esquilmación de los bienes ajenos que ha dejado al resto de mundo a los pies de la indigencia perpetua. Como España para la Enciclopedia francesa, Occidente no ha aportado nada, o, en todo caso, maldad, miseria y calor letal.
Otro ejemplo más antes de dejar este ya largo preámbulo. Douglas Murray, en su libro La extraña muerte de Europa, explica: "La civilización que conocemos como Europa se encuentra camino del suicidio, y que ni Inglaterra ni ningún otro país de la Europa Occidental puede evitar ese destino; porque se diría que todos estamos sufriendo los mismos síntomas y las mismas enfermedades. Como resultado de todo ello, al final de la vida de la mayor parte de la gente que actualmente vive en Europa, ésta ya no será Europa; y los pueblos europeos habrán perdido el único lugar del mundo al que pudiéramos llamar «hogar»." Tremendo.
No es nada nuevo. Stefan Zweig ya lo detectó y antes de él, otros. ¿Factores actuales? El probable error en el enfoque de las migraciones. ¿Y si no hay integración deseada en la bondadosa cultura occidental? Entonces lo que habrá, y ya hay, es incrustación, cohabitación e incluso invasión (reemplazo) paulatina e inexorable.
El otro elemento clave es la descomposición de los valores, ideas e instituciones que inspiraron la confluencia europea hacia una sociedad abierta, liberal, tolerante, segura y democrática. La estenosis demográfica y la falta de autoconciencia de los propios valores están conduciendo a no comprender, por ejemplo, cuánta sangre fue derramada antes de alumbrar las ideas de democracia y tolerancia. Por tanto, ni se imagina cuánta sangre se vertirá en cuanto dichos conceptos y valores dejen de ser recíprocamente considerados.
El colapso occidental llega a Los Remedios (Sevilla)
Una de las instituciones, heredadas de la antigüedad de todas las culturas que confluyeron en Occidente, es la de la propiedad. Pero una de las deducciones peregrinas de los argumentarios psicodélicos de la progresía es que la propiedad no es más que un robo con engaño perpetrado contra víctimas de todo el mundo, incluso las propias, por lo que cualquiera puede tener derecho sobre la propiedad de otro.
Los Remedios, barrio asimilado por la izquierda miope y sectaria a la clase media sevillana por excelencia[iii], habitado sólo- se dice -, por profesionales liberales, medianos empresarios y funcionarios muy significadamente, acaba de asustarse de verdad ante la llegada hasta sus viviendas del "colapso de Occidente" bajo la forma de 'okupas’ aleccionados con métodos sofisticados para echar a los propietarios de sus pisos.
Para entendernos, Los Remedios es, porque tienen que ser en el imaginario izquierdista, el barrio de Juan Manuel Soto, el cantor de la Sevilla clase media de toda la vida, de los payos y de la "gente bien" y Triana es, por decreto zurdo, el barrio de Susana Díaz, de María Jesús Montero, adalides de los "pobres", y de lo gitano y popular. Naturalmente, Los Remedios debe votar a la derecha y Triana a la izquierda. Pero los hechos dicen otra cosa.
El cuento chino se desvanece sólo con examinar los precios de las viviendas en esa orilla derecha del Guadalquivir. En junio de 2024, el precio para una vivienda por metro cuadrado en Triana era de 3.170 euros pero en Los Remedios era algo menor, 3.167. O sea. Por si fuera poco, el PP, en las pasadas elecciones municipales de Sevilla fue quien ganó en el distrito de Triana. Qué ruina la de los estereotipos, empero qué útiles son para los desinhibidos a los que los hechos les importan un comino.
Tampoco Los Remedios es el barrio más afectado por la 'okupación´. Citemos la popular Alameda de Hércules para corroborarlo.
El escándalo de la 'okupación’ ya tiene años, años de impotencia e inacción, pero ahora se renueva uniendo escuela y okupas. Es lo que se deduce de lo que acaba de suceder en el barrio de los Remedios de Sevilla y que nos sirve como ejemplo de la reflexión vertebral. Lo que ha ocurrido ya no es algo delictivo sin más, propio de bandidos aislados. No, no. Estamos ante la alianza de la escuela y el delito.
El diario ABC lo ha contado con detalle. Según uno de los afectados, dueño de una vivienda que estaba intentando ser okupada por unos tipos, "había un hombre cambiando mi cerradura. Fui rápido a mi vivienda, y así era. Había una cerradura nueva. Estas personas llegaron poco después, dado que también habían hecho lo mismo en un edificio de enfrente. Llamé a la Policía, y ahí ocurrió lo más increíble. Una persona decía que esa era su casa, y que tenía la documentación que así lo acreditaba. No me lo podía creer. Esta persona, incluso, llamó a un abogado, y dijo que así era."
Es más, es que la Policía, dijo su abogada, "no pudo valorar quién era el propietario real de la casa. Por ello, abrieron diligencias en el Juzgado de Instrucción. Mi cliente se encuentra en un estado de indefensión absoluta. Los vecinos fueron los que le avisaron de lo que estaba ocurriendo. Lo conocen de siempre, paga religiosamente la hipoteca, todos los gastos... para que ahora llegue otra persona y diga que esa no es su casa".
Para aclararlo más, ha contado que una de las vecinas "vio a un hombre de nacionalidad española, muy bien vestido, y con unas supuestas escrituras, en las que decía que ese piso era suyo". El individuo iba acompañado de un cerrajero y advirtió a los demás vecinos que era el nuevo propietario del inmueble exhibiendo unas falsas escrituras. Vamos, imposible de no haber una escuela de okupas, que la hay.
No es ya sólo que las escuelas, institutos y Universidades en el Occidente español se saluden o incuben valores contrarios a la Constitución, que en su artículo 33 consagra el derecho a la propiedad privada y a la herencia advirtiendo que "nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por causa justificada de utilidad pública o interés social, mediante la correspondiente indemnización y de conformidad con lo dispuesto por las leyes." Es que hay escuelas dedicadas a enseñar cómo acabar con ellos en la práctica.
Contaba El Economista hace pocos meses que la divulgación de manuales "escolares" sobre cómo ‘okupar’ viviendas y las diferentes técnicas de ‘okupación’, algunas muy curiosas como la de la pizza[iv], es expansiva. Ahora se ha añadido la creación de escuelas de okupas con cursillos sobre electricidad y cerrajería, con auxilio de abogados dedicados a la asistencia y certificación de escrituras falsas.
Las ambigüedades y lagunas de la nueva Ley de la Vivienda de 2023 está consiguiendo, no sólo que se 'okupen´ casas con impunidad retrasando o impidiendo el desalojo durante años, sino que proliferan los manuales de okupación, con clases presenciales incluso en naves municipales en 2023. Aunque estemos hablando de Sevilla, nadie duda de que estas actividades 'okupacionales’ se extienden a toda España mediante la proliferación de oficinas alentadas por la izquierda radical.
Por ejemplo, cita el diario, la prueba de los "carteles de las jornadas del colectivo Centro Social Okupado Autogestionado (CSOA) Malatesta, y que se han viralizado en internet, se imparten asesoramientos legales, talleres de electricidad, comida vegana y cerrajería. Además, enseñan a forzar cerraduras o a hacer enganches ilegales de luz y agua."
Esto es, estamos ante una auténtica escuela de "okupación" que invita a quien quiera a forzar entradas y okupar viviendas sin que nadie pueda echarlos, al menos, y si se tiene suerte, en dos años. Sus consignas más conocidas son "Okupa tú también" "Remover toda esa porquería de propaganda neoliberal contra la ocupación" o "Como tienen dinero, podrás negociar una indemnización si quieren el piso".
Naturalmente, el caso de Sevilla no es el único ni siquiera el más importante. Según confirmó el Ministerio de Interior al portal El ldealista, entre enero y julio de 2022 hubo un total de 10.220 okupaciones. En ciudades como Barcelona la cifra de okupaciones era de 3.256 en ese mismo período.
El año pasado en España, según la misma fuente oficial citada en El Mundo, hubo 15.289 infracciones penales relacionadas con la usurpación o el allanamiento de inmuebles. El récord: Cataluña, con 6.258. Casi el triple que el segundo, Andalucía, 2.331.Pero con la nueva Ley de Vivienda (2023), si la denuncia se produce en un plazo de 48 horas siendo la afectada la primera vivienda, las fuerzas de seguridad del Estado pueden desalojar a los okupas sin una orden judicial. Si no es la primera residencia, puede alargarse el desalojo hasta dos años.
Concluye Alicia Delibes que "el mal de la educación española es el mal de gran parte de los países occidentales. Cuando, desde el poder, algún político ha intentado recuperar la transmisión de conocimientos, es decir la instrucción, ha tenido que hacer frente a la oposición del establishment educativo y de una legión de pedagogos progresistas que trataban de impedírselo."
Curiosamente, los okupas eluden ese mal Logran una precisa instrucción delictiva vinculada a la ideologización extremista de la izquierda sin que los gobiernos "occidentales", de cualquier signo, hagan algo eficaz.
Téngase en cuenta la gravedad de la situación evidenciada de forma inequívoca por el modo "académico" de okupar en Los Remedios. Para conseguir su fin, se necesita una lista de viviendas de ocupación factible, que alguien tiene que procurar. Se precisan despachos de abogados o funcionarios corruptos que redacten escrituras falsas que se puedan exhibir y justificar y se exigen técnicas complementarias de cerrajería inmediata y otras que permitan entrar en los inmuebles y habitarlos. Y, cómo no, se requiere una Ley que pueda ser usada en favor de los delincuentes y una organización capaz de operar en toda España.
Alberto Benegas Lynch hijo, maestro reconocido de Javier Milei, presidente de Argentina, explica el liberalismo de este modo: "‘El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social’.
De una u otra manera, con matices o sin ellos, Occidente admite que eso es así o debe serlo. Pero cuando sus gobiernos no defienden rotundamente tales valores y derechos y permiten que la falta de respeto al proyecto de vida del prójimo sea amparado por la Ley, estamos ante un descabellado proceso al que no sucederá otra civilización, sino una nueva barbarie.
¿Asesinato? ¿Muerte natural? ¿Eutanasia? ¿Suicidio de Occidente? ¿A quién le importará el modo o el móvil cuando ya estemos muertos?
[i] La decadencia de Occidente, 1918-1922
[ii] Es una visión superada porque al este de Alemania también hay ya Europa, desde los países bálticos y Finlandia a Polonia, Ucrania, Chekia, Hungría, etc.
[iii] Por ello, se contrapone a Triana, donde vive la misma clase media, pero se alimenta así el maniqueísmo tradicional sevillano, derivación de la histórica oposición principal entre ricos y pobres, señoritos y don nadies, palanganas y béticos, sevillanos y trianeros, payos y calés y otras fabulaciones metafóricas
[iv] El òkupa´ pide una pizza para la vivienda que quiere ocupar dando su dirección y eso les permite disponer de un ticket antes de entrar a la vivienda. Con él, después justifica que están residiendo en ella y evitan así el desalojo legal.