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Iván Vélez

El orbe a sus pies

Cabe calificar como filosófica la obra de Insua, pues desborda ampliamente la exposición de los hitos que envolvieron el viaje de Magallanes-Elcano.

Ariel

Abriéndose paso entre los contorsionismos ideológicos desplegados por la vicepresidenta Carmen Calvo, capaz de encargar al historiador José Álvarez Junco la sonrojante tarea de desespañolizar la circunnavegación culminada por Juan Sebastián Elcano, con el fin de congraciarse con un Portugal que se adelantó en la organización de los fastos conmemorativos de semejante hazaña o, incluso, con el metafísico Género Humano, una serie de estudiosos ajenos, por cierto, a la Academia, han hecho públicas valiosas investigaciones relativas al viaje que concluyó en Sevilla el 6 de septiembre de 1522. Sirva como ejemplo el monumental trabajo de Tomás Mazón, responsable del perfil de Twitter @Ruta_Elcano, a través del cual ha hecho públicos infinidad de datos relacionados con la expedición, así como una minuciosa reconstrucción de las derrotas seguidas por los barcos que capitaneó, en principio, el marino naturalizado español, Fernando de Magallanes. Una obra, la de Mazón, que esperamos vea la luz en forma de libro a la mayor brevedad posible.

Mientras todo eso ocurre, Pedro Insua ha publicado El orbe a sus pies. Magallanes y Elcano: cuando la cosmografía española midió el mundo (Ariel, Barcelona 2019, con prólogo de Atilana Guerrero), obra que, sustentada en la habitual erudición del vigués, cabe calificar como filosófica, pues desborda ampliamente la acumulativa exposición de los principales hitos y factores que envolvieron el viaje de Magallanes-Elcano que nutren muchas de las obras centradas en este acontecimiento. Y es que Insua, como saben quienes hayan seguido su trayectoria desde sus publicaciones en El Catoblepas, se sirve de las herramientas del Materialismo Filosófico y de referentes tan identificables como el artículo de Gustavo Bueno, "La Teoría de la Esfera y el Descubrimiento de América" (El Basilisco, n. 1, Oviedo 1989), para ofrecer una visión mucho más profunda y sutil que las habituales.

La tesis principal de El orbe a sus pies es la afirmación de que el fin viaje de Elcano, sólo posible gracias a la continuidad de las aguas oceánicas que bañan una esfera que gira sobre su eje, tal y como comprobaron los marinos al percibir el desajuste de su calendario, supuso el colapso del mundo antiguo. El viaje, en definitiva, supuso un hito en la Historia Universal, al permitir el cierre de la geografía terrestre, verificando, por la vía de los hechos, una esfericidad antes no demostrada de un modo fehaciente. Un fin del mundo que se hizo tangible décadas después de que Portugal y España, las grandes potencias navales de la época, hubieran dividido la Tierra sobre el papel, con el correspondiente respaldo bulario papal. Acuerdos que hubieron de ser corregidos en el Tratado de Zaragoza de 1529, años después de que Elcano tocara tierra española y de que algunos de sus compatriotas buscasen incesantemente un paso natural en el Nuevo Mundo que permitiera acortar la ruta a Las Indias o, más concretamente, al rico archipiélago de las Molucas, lugar que imantó las proas de los barcos ibéricos hasta 1663, cuando España desmanteló el presidio de Terrenate. La tesis mantenida por Insua, tal nos parece, es lo más valioso de un libro que repara, por ejemplo, en las nada anecdóticas pugnas internas entre las facciones originariamente portuguesa y española que partieron juntas, a bordo de cinco naves, en 1519, pero que también se detiene en otros aspectos tan interesantes como la gran cantidad de fuentes escritas de que disponemos, actividad que fue estimulada y que constituye una de las características propias de un imperio que a la espada y la cruz, instituciones que Magallanes manejó con un exceso que le acarreó la muerte, hizo siempre acompañar la pluma. Como es sabido, la muerte de Magallanes permitió a Elcano emprender su osado y exitoso viaje, con un resultado que contrasta con lo ocurrido a Gómez de Espinosa, incapaz de culminar el tornaviaje a la Nueva España que sí logró, décadas después Andrés de Urdaneta, a cuya figura ha dedicado Insua interesantes trabajos. El trato recibido por Espinosa por parte de los portugueses desmiente por completo la acomplejada versión armónica carmencalvesca.

Como es lógico, el viaje tuvo una importante trascendencia geopolítica. Su culminación desencadenó una pugna cartográfica muy reveladora de las estrategias seguidas al respecto por España y Portugal. Mientras la primera inundó de mapas Europa, en la confianza de que ese difusionismo informativo diera réditos políticos, Portugal mantuvo un cauto hermetismo. Pese a todos aquellos esfuerzos por hacer recaer a las Molucas dentro del lado español, la razón geográfica estuvo de parte de Portugal. Fue la decadencia de la presencia española en el archipiélago moluqueño la que hizo volver los ojos sobre otro viejo proyecto estudiado en segunda parte del libro, el intento, no exclusivamente comercial en principio, de arraigar en China, objetivo que mostró a las claras los límites de las fuerzas hispanas, pero que dio como resultado la apertura, dentro del llamado "lago español", de la ruta por la cual navegó el globalizador Galeón de Manila. Sirvan estas líneas como invitación a la lectura de El orbe a sus pies, en cuyas páginas hallará el lector muchas otras cuestiones que no tienen cabida en los estrechos límites de una reseña.

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