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Stanley G. Payne

Negocio y traición

En verdad, no hay ningún 'problema catalán', sino una controversia muy grave originada y estimulada del modo más extravagante y artificial imaginable por los catalanistas.

Encuentro

Esta nueva edición ampliada y revisada de El privilegio catalán no es un libro más sobre el problema catalán, un tema que ya ha atraído ríos de tinta. En verdad, no hay ningún problema catalán, sino una controversia muy grave originada y estimulada del modo más extravagante y artificial imaginable –salvo que, afortunadamente, no ha recurrido a la violencia sistemática– por los catalanistas.

Desde el siglo XV (y aun antes bajo la Corona de Aragón) Cataluña ha sido tratada como una parte normal de España, sin sufrir cargas ni impuestos ni regulaciones fuera de las normales para toda España, hasta los dos últimos siglos. La diferencia en esta época más reciente es que ha pasado de ser una parte normal a ser una de las dos regiones más especialmente favorecidas por el Gobierno de España. Es decir, durante dos siglos el Gobierno de Madrid discriminó a la gran mayoría de los ciudadanos –los españoles ordinarios– a favor de los catalanes, que, en parte por eso, han gozado de un nivel de vida más alto que los demás españoles. Como pasa con frecuencia en la vida humana, cuando una persona llega a acostumbrarse a recibir siempre favores especiales, en vez de expresar su agradecimiento, reclama aún más y, si no lo recibe, se presenta como una víctima injustamente tratada.

Este aspecto del fenómeno catalanista es el tema del nuevo libro de Jesús Laínz, que se ha ganado una reputación destacada como defensor de la unidad de España y de los intereses comunes de los españoles. En este ensayo traza breve y acertadamente la historia del privilegio catalán, que en lo económico se continuó y hasta se exageró bajo la dictadura de Franco, aunque durante algunos años se restringió el uso oficial del idioma. La ausencia de una política más ilustrada que hubiera beneficiado más a todos los españoles (y, a largo plazo, también a los catalanes) ha sido explicada frecuentemente por la debilidad del Estado y del sistema político en España, pero la situación bajo las dos dictaduras no era tan diferente. Por comparación con otros países, en España hasta los Estados dictatoriales han sido relativamente débiles. La única institución estatal fuerte bajo Franco fue la policía.

Durante dos siglos el Gobierno de Madrid discriminó a la gran mayoría de los ciudadanos –los españoles ordinarios– a favor de los catalanes.

El patriotismo está en declive en todos los países de Europa Occidental, y así la situación de España es excepcional solamente por el grado notable de lo que es un declive común. Lo que llama la atención en el caso español es la ausencia de cualquier reacción populista del tipo patriótico que es relativamente fuerte en, por ejemplo, Italia, el país de otro modo más parecido a España. Está muy bien exhibir y ondear la bandera, pero tiene que ser reforzado por una acción política consecuente.

En España, la complicidad política con el catalanismo por parte de los partidos de izquierda es un factor constante, salvo en algún momento de crisis, la versión contemporánea del donjulianismo mítico. Desde el ataque terrorista en marzo de 2004, que tuvo el efecto de poner las cartas políticas al revés, el sistema español ha entrado en una larga crisis, cuyo fin está todavía muy lejos de consumarse, sin contornos finales previsibles. Desde entonces, y sobre todo con la gran recesión económica, la literatura sobre ‘los males de la patria’ ha crecido a pasos gigantes. El problema no es del análisis teórico sino de la organización y las decisiones cívicas, de logro muy difícil dentro de la invertebración ciudadana actual.

El nuevo ensayo de Jesús Laínz es una contribución clave en este momento de división y debilidad cívicas, porque su enfoque subraya del modo más claro los aspectos de narcisismo, egocentrismo y oportunismo que han dominado en la historia política del catalanismo. Fueron las notas predominantes en el siglo XIX y en la primera parte del siglo XX bajo el liderazgo de la burguesía industrial. Han cambiado de estilo, pero continúan como dominantes bajo el liderazgo de los políticos, la intelligentsia y los activistas de los siglos XX y XXI. El autor consigue señalarlos de un modo acertado, subrayando las características fundamentales de este aspecto de la deconstrucción de España.


NOTA: este texto es el prólogo de Stanley G. Payne a Negocio y traición, recientemente publicado por Encuentro.

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