Colabora
Santiago Navajas

Gestación subrogada liberal y progresista

Supone un paso más en la profundización de España como democracia plena, tolerante e innovadora.

Imagen de archivo

En el siglo XVIII, a un médico escocés se le ocurrió la brillante idea de inseminar a las mujeres con un procedimiento similar al que se usaba en veterinaria con las vacas: una jeringuilla rellena con esperma del marido. Hubo que esperar un siglo para que se llevara a cabo la primera inseminación con semen donado. Por supuesto, en ambos casos hubo discusiones tanto morales como legales (en el segundo caso se consideraba ilegítimos a los recién nacidos). El preservativo fue un invento de mitad del siglo XIX rápidamente proscrito, como cualquier tipo de publicidad contraceptiva. Un siglo después, cuando se inventó la píldora contraceptiva, también la prohibieron en varios países. Hoy en día, millones de personas usan las técnicas y dispositivos mencionados, que todavía causan rechazo y escándalo en otras muchas.

El debate abierto por Ciudadanos supone un paso más en la profundización de España como democracia plena, tolerante e innovadora, donde el respeto a la dignidad humana, entendida como respeto a la autonomía moral y la libertad política dentro de un marco legal sencillo, claro y riguroso, sea cada vez más amplia y auténtica.

Ciudadanos lleva tiempo planteando legalizar la gestación subrogada, conocida vulgarmente como "los vientres de alquiler". De hecho, no todas las gestaciones subrogadas son de alquiler, en el sentido de que haya una compensación económica a la gestante, más allá de los gastos ocasionados directamente por la misma circunstancia del embarazo, de los médicos a los laborales. Puede haber casos en los que, por razones familiares o de amistad, una mujer pueda comprometerse a llevar a cabo un embarazo sabiendo que al final del mismo el niño quedará en manos de otra(s) persona(s). Pero no siempre habrá oportunidad de encontrar una gestante que lo haga por motivos altruistas, por lo que la gestación subrogada comercial también es una posibilidad que se ofrece en algunas partes de Estados Unidos, como California, o en países como Rusia o la India.

De manera análoga, la gestación subrogada no hace sino dar un paso más en la ampliación y enriquecimiento de los recursos tecnológicos para formar familias. Si 1978 supuso un hito en la consideración antropológica de lo que significa ser humano con el nacimiento del primer bebé probeta, 2016 ha sido testigo de otro salto en la conquista y transformación del ser humano de su propia naturaleza con el nacimiento del primer bebé con tres progenitores genéticos, fruto de un gameto masculino y dos femeninos que, previamente, se habían combinado.

La propuesta de Ciudadanos, sin embargo, se rinde a la mentalidad antiliberal, tanto socialdemócrata como conservadora, que tiende a considerar que todo lo relacionado con el vil metal debe evitarse para no contaminar "lo más bonito que hay en la vida", en palabras de Albert Rivera, que posteriormente ha tachado de "hipócrita" la oposición a la regulación de la "maternidad por sustitución". Sin embargo, también sería hipócrita permitir sólo dicha maternidad cuando es altruista y no cuando es comercial. En primer lugar, porque, paradójicamente, los que más ganarían con tal legalización serían las clínicas privadas, y no las mujeres que la acometiesen. En segundo lugar, porque daría lugar a una economía maquillada por la que los gastos por las molestias serían de facto un pago por llevar a cabo dicho servicio, como ya ocurre con la donación de óvulos. En tercer lugar, porque no evitaría que los que "más dinero tienen en la cuenta corriente", por usar de nuevo una expresión de Rivera, pudieran realizar su sueño de ser padres en California o Rusia una vez constatasen la limitación de la oferta y los problemas burocráticos que una prohibición de la gestación subrogada comercial conllevarían.

Los opositores de la medida protestan categóricamente contra la "cosificación" y "explotación" de las mujeres dentro de un sistema "capitalista heteropatriarcal" en el que, denuncian, se atenta contra la dignidad de la mujer en sí misma. Pero, del mismo modo que en el caso de la legalización del aborto, con la gestación subrogada se reconocerá la dignidad de la mujer en su capacidad de decidir por sí misma qué hacer con su cuerpo, ya sea interrumpir un embarazo o bien llevarlo a cabo en las condiciones que estime oportunas. Sería el colmo de la contradicción que las feministas de género defendiesen el derecho de las mujeres para terminar con un embarazo sin tener que dar explicaciones ni pedir permiso y se lo negaran para desarrollar una gestación hasta el nacimiento.

Desde el punto de vista más importante, el del niño, es muy importante que sus derechos estén garantizados y que las condiciones de la gestación sean lo más claras posible. Como siempre, pero todavía más en estos casos, donde la emotividad está a flor de piel y es fácil pasarse de optimista antropológico, los contratos que se establezcan han de guiarse por la máxima de "espera lo mejor pero prepárate para lo peor". Se han dado casos de padres que a la hora de la verdad no han querido hacerse cargo del hijo que tan felizmente se pidieron. La prensa rosa está produciendo una burbuja emocional alrededor de los felices padres famosos, pero hemos de ser conscientes de que junto a tanta dicha también se han producido casos más dolorosos, en los que ha primado la ligereza de unos padres potenciales que luego se han revelado unos advenedizos irresponsables.

Sin prejuicios moralistas, teniendo en cuenta el impacto beneficioso de las nuevas tecnologías de reproducción en la formación de nuevas familias, así como el hecho de que estamos constituyéndonos como una sociedad cada vez más abierta, liberal y progresista, el debate abierto por Ciudadanos (que Rivera se ha comprometido a llevar esta legislatura al Parlamento, apoyado, por cierto, por otras voces liberales como la de Esperanza Aguirre) supone un paso más en la profundización de España como democracia plena, tolerante e innovadora, donde el respeto a la dignidad humana, entendida como respeto a la autonomía moral y la libertad política dentro de un marco legal sencillo, claro y riguroso, sea cada vez más amplia y auténtica. O sea, liberal y progresista, como la apuesta ideológica de futuro con la que se ha comprometido Ciudadanos.

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