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Antonio Robles

El problema de España está en la izquierda

El Cs actual sólo ha servido para afianzar a la izquierda cómplice del nacionalismo. Con la ayuda de Vox.

El Cs actual sólo ha servido para afianzar a la izquierda cómplice del nacionalismo. Con la ayuda de Vox.
Albert Rivera, presidiendo la reunión de la Ejecutiva de Cs | EFE

Si por problema se entiende la desintegración progresiva de la cohesión del Estado y la desigualdad entre sus ciudadanos, el problema de España es el nacionalismo y está en la izquierda. Mientras la izquierda siga siendo cómplice del nacionalismo como expresión de su desinterés por España como nación soberana, la solución será imposible. Y la deriva rupturista se afianzará cada día más.

Esa evidencia ha quedado vista para sentencia en estas elecciones. Por eso, cuando se afirma que Ciudadanos ha triunfado me quedo perplejo. Quien ha salido fortalecido es el proyecto personal de Albert Rivera, pero el Cs actual sólo ha servido para afianzar a la izquierda cómplice del nacionalismo. Con la ayuda de Vox. La prueba irrefutable es que los enemigos de España como nación han barrido a los constitucionalistas. Y de lo que se trataba con la creación inicial de Cs era evitarlo.

¿En qué momento y por qué se creó Cs?

Se creó por tres ideas básicas: acabar con el nacionalismo obligatorio, defender la libertad lingüística y deshidratar al PSC. ¿En qué contexto? En medio de la reforma del Estatuto de Cataluña impulsada por el PSC de Pascual Maragall cuando presidía el tripartito de izquierdas. O sea, el antecedente inmediato del futuro procés.

Esas tres ideas derivaban de la convicción de que mientras PP y PSOE siguieran dependiendo de los votos de los nacionalistas, la deriva sería cada vez más grave. Y, mientras la izquierda en general, sobre todo el PSC, fuera cómplice del nacionalismo, no se respetarían los derechos de los castellanohablantes, ni habría solución para España. De ahí que Cs persiguiera entonces conseguir ser bisagra para sustituir a los nacionalistas en España y ocupar el espacio del PSC para recuperar el voto cautivo de la inmigración trabajadora tras la falsa identificación del PSC con el PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra.

Por entonces, en la atmósfera que llevó a crear ciudadanos, incluso había la esperanza remota de restaurar la Federación Socialista del PSOE de Cataluña para facilitar esa labor. Hoy, como vemos, no solo no se ha recuperado el PSOE en Cataluña, sino que el PSC ha infectado por completo al PSOE de Pedro Sánchez.

¿Por qué se fracasó en la labor de sustituir al PSC catalanista por un Cs beligerante con él? Porque Albert Rivera no comulgaba con el centro-izquierda del partido y, sobre todo, porque consideró más fácil para crecer nutrirse del electorado del PP catalán. Un sin fin de veces le expliqué el error. Suplantar al PP no aumentaría el perímetro constitucionalista, y por el contrario, perderíamos la posibilidad de acercarnos a los votos socialistas del cinturón industrial plagado de trabajadores castellanohablantes llegados del resto de España. Sin esa complicidad, la base social del constitucionalismo de izquierdas, sería imposible en Cataluña.

Cuando nos fuimos de Cs en 2009 quienes defendíamos esa sensibilidad de centro-izquierda, Albert se hizo con el control total del partido y se confundió con el votante del PP. Laminar a aquel PPC que pretendía confundirse en el paisaje catalanista cuando ni siquiera se atrevía a utilizar el español en el Parlamento, no era difícil para el Cs de entonces. Hasta que lo consiguió laminar. ¿Pero amplió el espacio electoral del constitucionalismo frente al PSC? En absoluto.

Siguiendo esa senda, Albert Rivera encontró en el PP de Bárcenas y del Rajoy melifluo del 2015 acosado por la corrupción la oportunidad de convertirse en el líder de la derecha española. Era su oportunidad de llegar a presidente, pero inutilizaba a Cs para lograr un centro izquierda de clara hechura española que arrastrara al resto de la izquierda a amar de nuevo a su país. O sea, lo que hacía décadas no hacía el PSC/PSOE y el resto de la izquierda.

La nueva generación de jóvenes de Cs, aseados por equipos de comunicación ad hoc, se las prometían muy felices, pero la moción de censura de Pedro Sánchez contra Rajoy desbarataba su jugada para liquidar y sustituir a un PP desprestigiado por la corrupción generalizada. La irrupción de Pablo Casado y la aparición de Vox lo alejaban aún más de ese sueño de verano. Por el contrario, la división de la derecha en tres bloques, cada uno con peso, puso a la izquierda en las mejores condiciones para quedarse con el botín. El recuento tras la batalla no puede ser más más deprimente para los objetivos que llevaron a crear ciudadanos: el PSC está más vivo que nunca, el PSOE más pervertido por el nacional-populismo que nunca y los constitucionalistas más debilitados que nunca.

Cs nació para recuperar a una izquierda española perdida en sus complejos con la nación. Quería ocupar un centro izquierda ilustrado, europeo, constitucionalista, liberal en lo moral y social en lo económico, combatir su dogmatismo histórico, pactar, si era necesario con la derecha en cuestiones de Estado y permitirse mutuamente gobernar en función del respaldo obtenido en cada ocasión por las urnas, pero a la vuelta de 13 años, sólo ha servido para que su líder haya hecho carrera política. ¿Dónde está el éxito de Cs?

Cs sólo era un instrumento, no un fin en sí mismo. Entiendo que los líderes políticos quieran alcanzar la gloria personal, pero como ciudadano, detesto que sea a costa del fin para el que se le eligió. No juzgo moralmente el rumbo ideológico elegido, es su opción, sino el inmenso error estratégico y táctico elegido desde el punto de vista del interés nacional. Cs sólo ha servido para medrar en el espacio de la derecha, pero no ha logrado atraer ni un milímetro en la defensa de España, a la izquierda. Y ese era el primer impulso que nos llevó a tantos a crear Cs.

PD: Ahora tiene la ocasión de demostrar lo que tantas veces repetimos juntos: el problema territorial se acabaría en el momento mismo en que el PP y el PSOE llegaran a un pacto de Estado para dejarse gobernar mutuamente, dejando a salvo los principios fundamentales de la nación española para que ninguno de sus enemigos los pusieran en riesgo.

PSOE: 123 + Cs: 57= 180. Albert, ahora tienes la oportunidad de ponerlo en práctica: impedir que Sánchez se entregue en manos nacionalistas. Ahora tienes la oportunidad de ser un hombre de Estado. Y convertir un error táctico en una oportunidad.

Confiar en que el PSOE se cueza en su propia salsa para esperarlo tras la esquina, ya hemos visto que solo puede empeorar si se le deja a solas en el tugurio de citas frecuentado por los enemigos de España.

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