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Marcel Gascón Barberá

Elogio y nostalgia del Madrid facha

Es la luz de libertad que guía a España y el único motivo que me hace de vez en cuando lamentar vivir en el extranjero.

Es la luz de libertad que guía a España y el único motivo que me hace de vez en cuando lamentar vivir en el extranjero.
Concentración de protesta en la madrileña c/ Núñez de Balboa | Twitter

Las caceroladas contra el Gobierno parecen tomar cuerpo en calles y balcones de toda España. Mientras Vox explora los límites del ensayo totalitario animando a protestar en coche, cada vez más españoles aprovechan la menor oportunidad para dar rienda suelta a su indignación contra el Ejecutivo socialcomunista de Sánchez.

Las imágenes más elocuentes de esta rebelión cívica contra la mentira, la coerción y el chantaje asistencialista con que el PSOE y Podemos quieren salvarse a costa del resto nos llegaron esta semana de la calle de Núñez de Balboa, en el madrileño (qué efectista alteración del orden) barrio de Salamanca.

A la espera de que los telediarios envíen allí sus cámaras, las conocimos gracias a esa derecha sociológica revoltosa a la que Marlaska intenta sin éxito meter en vereda. Esa derecha sociológica (en la que igual caben la burguesía de alcurnia capitalina que Juan Magán y los obreros de Vox) es la última reserva de rebeldía y hambre de libertad que nos queda en España.

Los mismos móviles desde los que sus fuerzas de élite del Team Facha emboscaron a los pastores del rebaño progre en la inolvidable noche de los bots rusos sirvieron ahora para grabar los gritos de "¡dimisión!" y "¡libertad!" con que los vecinos de Echenique exigían un Gobierno normal. Y para hacer virales (aunque no tanto como hizo viral al covid el funesto 8-M) unas imágenes a la vez emocionantes y preocupantes, esto último por el despliegue de policías de Marlaska jugando al límite del reglamento para disuadir de la protesta.

Que la manifestación tuviera lugar en Salamanca (como llaman los madrileños a ese barrio, como si fuera la ciudad) y una recomendación fortuita y feliz de los éxitos de Julio Iglesias que recibí este martes en youtube han despertado en mí la nostalgia de lo que he llamado en el título el Madrid facha. (Facha dejó de ser hace mucho un insulto para convertirse en una medalla).

El Madrid facha es para mí la Castellana y aledaños. El barrio de Salamanca, Chamartín y Chamberí y todas sus calles, donde tanto tiempo pasé con mi amigo Pacheco de cañas, en moto o en coche con las ventanillas abiertas y Julio en el caset melancólico, indulgente, expansivo y hedonista. Ese Madrid irreverente y libérrimo en el que señoras jubiladas dan baños de feminismo a la podemia bebiendo gintónic y jugando al mus en el Sotoverde. Ese Madrid individualista y originalísimo donde no cabe la penitencia, prosperan los chinos, naufragan las modas y siempre sale trasquilada la izquierda.

Ese Madrid que yo había odiado (es decir, temido) cuando era un pipiolo nacionalistoide de provincias y al que por ello aprendí a querer tanto. Y que es la luz de libertad que guía a España y el único motivo que me hace de vez en cuando lamentar vivir fuera de España.

De esa España generalmente lanar a la que pondré la cruz por siempre si vuelve a votar a la izquierda.

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