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Zoé Valdés

La consecuencia de que ineptos tengan el poder

La cesta de la compra no dista demasiado de la libreta de racionamiento de los cubanos, que es la abuela de la miseria comunista que todavía perdura.

La cesta de la compra no dista demasiado de la libreta de racionamiento de los cubanos, que es la abuela de la miseria comunista que todavía perdura.
Traje militar, gorra, gafas y puro habano, la imagen de revolucionario austero que Castro cultivó toda su vida... mientras iba amasando una colosal fortuna | Cordon Press

En estos momentos se celebra en Londres un juicio histórico en contra de la tiranía castrista, estrictamente con carácter económico debido al impago de una deuda que data de los años ochenta. Las negociaciones y el proceso judicial empezaron en el año 2020.

Varias carretillas de dossiers y documentos han sido presentadas en el tribunal por los abogados de la parte contraria, la cantidad de la deuda se alza a 72 millones. Ojo, el proceso se ha interpuesto en contra de Cuba, y no en contra de la tiranía mafiosa de los castrocomunistas.

Empiezo contándoles esto para que los españoles entiendan —aunque debieran saberlo— que mientras los empresarios, tal como ya explicó breve y contundentemente el empresario español Juan Roig (ante las críticas y ataques de una ministra del gobierno de Sánchez que cada vez que habla da vergüenza ajena), crean riquezas y empleo, son otros, los políticos, los que deben hacer un uso razonable de esas ganancias, menos los de la izquierda.

Los políticos de izquierda sólo crean deudas, por confiscaciones y préstamos, que los enriquecen a ellos, pero endeudan a todo un país. Ha sucedido en Cuba, en Venezuela, en Argentina, y en todas partes donde ha dominado, que no gobernado, la izquierda.

Cuba en 1957 era el tercer país más rico económicamente de la región, después de Venezuela y Argentina. Hoy es más pobre que Haití si vemos de manera justa la falta de libertades también como sujeción de la pobreza.

Desde 1959, el régimen de izquierdas, socialista de corte soviético, fue sin respiro destruyendo la economía, la educación y la cultura de Cuba, para convertirla en una isla endeudada y aislada todavía más (valga la redundancia), que hoy sobrevive con las migajas que le tiran los dictadores. Porque mientras que la Unión Soviética y el CAME mantuvieron al castrismo durante tres décadas, invasión mediante, luego vino Venezuela, a la que esquilmaron, y le ha seguido México, el régimen cubano ha podido negociar con el resto del mundo, sobre todo con China y con Rusia, y el Club de París le condona año tras años la inmensa deuda contraída para beneficio de los tiranos.

Aquella isla que era un paraíso devino infierno, transformada por los hermanos Castro y sus esbirros en uno de los lugares más siniestros del planeta. El embargo de Estados Unidos no ha hecho mella en el modo de enriquecimiento y financiamiento del castrismo; sin embargo, los cubanos mueren de hambre mientras ellos engordan sus panzas y sus hijos viven en la abundancia, viajan en yates, y gozan de lujos que se le ha privado al pueblo cubano durante 64 años.

Fidel y Raúl Castro acabaron con la libre empresa, se dieron a la tarea de matar de hambre meticulosamente, de a poco, a todo un pueblo, sabiendo que los seres humanos son más sumisos mientras más hambre padecen. Los izquierdistas son conscientes de eso. Son conscientes Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, Ione Belarra, Irene Montero y todos los que hoy intentan someter a los españoles por ideología, conflictos, hambre y necesidad, para forzosamente enriquecerse ellos, sin haber echado nunca un palo al agua. La canasta de la compra no dista demasiado de la libreta de racionamiento de los cubanos, que es la abuela de la miseria comunista que todavía perdura, el ejemplo de cómo fingiendo que regalan lo que no les pertenece, en realidad quitan y roban. Un viejo chiste lo ilustra muy bien: si el izquierdismo ganara en el desierto del Sahara en tiempo récord se quedarían sin arena. La izquierda es la ideología de los ineptos y sinvergüenzas al poder. Podría escribir un libro al respecto. Terminaré alertando: véanse en el espejo de Cuba.

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