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Miguel del Pino

El toro de lidia español, de la salina a la dehesa

Junto al cerdo ibérico, el toro bravo actual se constituye en uno de los guardianes de la economía de la dehesa, y por tanto de su supervivencia.

Junto al cerdo ibérico, el toro bravo actual se constituye en uno de los guardianes de la economía de la dehesa, y por tanto de su supervivencia.
Un toro en una dehesa. | Flickr/Dominio público/abel.maestro

La ecología y el milagro genético del toro bravo.

Los investigadores sobre el origen del toro de lidia español suelen hablar de "milagro genético" cuando se remontan a sus orígenes. Parece efectivamente prodigiosa la labor de los ganaderos que en el Siglo XVIII crearon las castas fundamentales del toro bravo.

Al seleccionar las reses más ariscas y agresivas que se encontraban dispersas por los campos, en función de las necesidades de toros para su lidia que derivaban de la progresiva reglamentación de las corridas, los ganaderos fundacionales recrearon, prácticamente "gen a gen" la perdida estirpe del uro camita, que es lo mismo que decir la condición de belleza, eumétrica dirían los veterinarios, del ganado bovino asilvestrado.

La selección a que nos referimos tiene lugar en el Siglo XVIII; a tal fecha se remonta la aparición de las castas fundamentales del toro bravo: Cabrera, Gallardo, Vázquez, Raso del Portillo, Jijona y sobre todo Vistahermosa, que se impondría a la postre a todas ellas en el modelado del toro moderno.

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