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Cayetano González

La próxima estación será Ajuria-Enea

Para facilitar esa tarea y para conseguir derrotar al PNV, Bildu ha actuado inteligentemente.

Para facilitar esa tarea y para conseguir derrotar al PNV, Bildu ha actuado inteligentemente.
Arnaldo Otegui. | EFE

ETA nació en 1959 como consecuencia de una escisión de las juventudes del PNV. Aunque, aparentemente, la razón de su nacimiento era llevar a cabo una oposición dura al franquismo que no veía que llevara a cabo el partido fundado por Sabino Arana, en su ideario fundacional llevaban ya un objetivo fundamental: la destrucción de un orden social en España, en el País Vasco, y la lucha por la independencia de Euskadi mediante la creación de lo que ellos llamaban la República Socialista de Euskal Herria, formada por Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, Navarra y tres territorios situados en el sur de Francia.

Por alcanzar esos objetivos, ETA mató a 857 españoles —la mayoría de esos asesinatos cometidos ya en democracia— y dejó de matar por dos razones: la primera, porque fueron muy debilitados y prácticamente derrotados por la política antiterrorista llevada a cabo por los Gobiernos de Aznar (1996-2004), que combinó de forma muy eficaz la actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado, la aplicación de la ley a través de los jueces y la movilización social, sobre todo a raíz del asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997, con movimientos cívicos como el Foro de Ermua y el Basta Ya.

Pero en marzo de 2004, el socialista Rodríguez Zapatero ganó inesperadamente las elecciones tres días después del atentado del 11-M, llegó a la Moncloa y decidió lanzar un salvavidas a ETA, ofreciéndole una negociación política que fue pilotada desde el Ministerio de Interior por el difunto Alfredo Pérez Rubalcaba. Incluso antes de llegar a la Moncloa, Zapatero, mientras que firmaba con el PP el pacto antiterrorista, autorizó al socialista vasco Jesús Eguiguren que sondeara a Arnaldo Otegui, para ver qué disposición tendría ETA a negociar con él si llegaba al Gobierno, como así sucedió. Aquí radica la segunda razón por la que ETA dejó de matar: a su debilidad operativa se unió el que percibió claramente la debilidad de un Gobierno —ellos siempre pensaron que esa debilidad era consustancial a España como Nación— y renunciaron a la violencia, porque no la necesitaban para ir consiguiendo sus objetivos políticos. El tiempo les ha dado la razón a los terroristas.

Además, ETA encontró en Cataluña un punto de apoyo en la izquierda independentista de ERC. Recuérdese la reunión en Perpiñán en enero de 2004, entre el entonces dirigente de los independentistas de ERC, Josep Carod Rovira y la cúpula de la banda terrorista. De hecho, en la anterior y en la presente legislatura de Sánchez, los dos actores fundamentales han sido ERC y Bildu —este más que aquel— que, junto al PSOE de Sánchez, han conformado el frente de izquierdas que está siendo tan letal para España. Lo de Junts es sólo una necesidad puntual, pero importante, que tiene Sánchez de contar con sus siete votos, pero es obvio que el partido de Puigdemont no forma parte del frente de izquierdas y que en cuanto este pueda, se lo quitará de en medio, igual que al PNV.

Dos presidentes socialistas ayudando a ETA

Pero lo que ETA quizás no llegó a calcular cuando nació, es que en pleno siglo XXI, desde la propia Presidencia del Gobierno de España —Zapatero primero, Sánchez después— se fuera a facilitar tanto y de manera tan eficaz el objetivo de alcanzar el poder en el País Vasco y en Navarra, y que sus herederos políticos, Bildu, fueran blanqueados de una forma tan obscena como rápida por Sánchez, considerándolos como un partido más, con el que pactar y en el que apoyarse parlamentariamente.

Por todo lo señalado anteriormente, el pacto del PSOE con Bildu en Pamplona, hecho público este pasado miércoles, para desalojar de la Alcaldía de la capital navarra a UPN —que fue la fuerza política más votada en las municipales del 28-M— y dársela a los herederos políticos de ETA, entra dentro de la lógica de los hechos zapateristas y sanchistas. Es un paso más, facilitado por el actual inquilino de la Moncloa, para la conquista del poder por parte de ETA, pero no será ni mucho menos el último.

Sánchez no podía hacer ese pacto antes de las elecciones generales del 23-J, pero era evidente que Otegui se lo iba a exigir y el inquilino de la Moncloa lo iba a cumplir, después de su investidura, como así ha sido, siempre con la labor impagable de fontanero para todo que ejerce el navarro Santos Cerdán.

No es descartable —Otegui ya lo ha dejado caer— que, en las próximas semanas, antes de las elecciones vascas, Bildu exija a Sánchez recuperar el Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación Foral de Guipúzcoa, donde fueron la primera fuerza política, pero que gracias al apoyo gratuito del PP a la candidata del PSE en el primer caso y del PNV en el segundo, le fueron arrebatados a Bildu.

La siguiente estación será el aterrizaje bilduetarra en el Palacio de Ajuria-Enea de Vitoria, sede de la Presidencia del Gobierno Vasco, de la Lehendakaritza, situado en el precioso Paseo de la Senda de la capital alavesa. Esta toma del Gobierno Vasco tendrá como efecto inmediato la expulsión del poder del PNV, partido al que ETA siempre detestó —como los malos hijos aborrecen del hogar paterno— y al que siempre aspiró a sustituir en el poder. El PNV lleva gobernando Euskadi desde 1980, salvo un paréntesis de tres años en que el lehendakari fue el inane socialista Patxi López, gracias a los votos recibidos en su investidura del PP. Bildu, desde el ejecutivo de Vitoria, tendrá que emplearse a fondo para destejer la extensa y enmarañada red clientelar, de poder, de influencia, que ha ido tejiendo el PNV durante todos estos años y que alcanza a muchas esferas de la sociedad vasca.

Muy probablemente, el jubilado por su partido, lehendakari Urkullu, convocará las elecciones vascas para la primavera del próximo año. En estas elecciones, las posibilidades de victoria del frente de izquierdas, compuesto por los herederos políticos de ETA, el PSOE y lo que quede de Sumar o Podemos son tan reales, como reales son las posibilidades de derrota del PNV. Si la suma del frente de izquierdas da 38 escaños —esa es la mayoría en el Parlamento Vasco… ¿alguien duda, conociendo el proyecto político y la persona sin escrúpulos de Sánchez, que, si Bildu necesitara el apoyo de los socialistas para llegar a la Presidencia del Gobierno Vasco, lo iba a tener?

Para facilitar esa tarea y para conseguir derrotar al PNV, Bildu ha actuado inteligentemente: Otegui ha renunciado a ser candidato a lehendakari por su pasado en ETA, y ha designado a otra persona, Pello Otxandiano, con un perfil más acorde con lo que Bildu quiere aparentar en el presente: 40 años, Ingeniero de Telecomunicaciones, ideólogo de Sortu —el partido heredero de Batasuna— y natural de Otxandio, un pueblo de Vizcaya, para hacer frente en este territorio al PNV, dando por hecho que en Guipúzcoa ya son la primera fuerza política y han crecido mucho en las últimas consultas electorales en Álava. Con este candidato, Bildu se llevará los no muchos votos, pero si decisivos en el recuento final, de Sumar, Podemos, o la marca que se presente.

Para el proyecto de deconstrucción de España y de ruptura del orden constitucional del 78, Sánchez necesita gobiernos frentistas, radicales, rupturistas, independentistas, en el País Vasco, en Cataluña y en Navarra. En ese contexto se inscribe —aparte de haberlo pactado con Otegui— echar a UPN del Ayuntamiento de Pamplona y haberle dado hace unas semanas la Presidencia de la Federación de Municipios y Concejos de Navarra.

Anexión de Navarra y autodeterminación

Una vez instalados en Ajuria-Enea, el siguiente paso de los herederos políticos de ETA será impulsar el proceso de anexión de Navarra al País Vasco recogido en la disposición transitoria cuarta de la Constitución. Ese proceso prevé, después de la aprobación de esa anexión por mayoría en el Parlamento Foral —donde el PSN, Bildu y Geroa Bai la tienen— un referéndum en Navarra. Repito la pregunta planteada párrafos más arriba, ¿alguien tiene alguna duda que Sánchez pedirá a los militantes del PSOE en Navarra que apoyen ese referéndum?

Y el paso posterior a la incorporación de Navarra al País Vasco, si se completa satisfactoriamente el proceso de anexión, será el planteamiento del derecho de autodeterminación, para tocar ya con las yemas de los dedos esa Euskadi independiente, todavía no República y sin los territorios ubicados en el sur de Francia (Iparralde), algo esto último que será muy difícil de conseguir, pero un objetivo del que no desistirán.

Esta es la pura y cruda realidad de la situación. Dos presidentes del Gobierno de España, Zapatero y Sánchez, que son los responsables de haber blanqueado a ETA, de haber considerado a sus herederos políticos como un partido más, de haberles facilitado el acceso al poder, en definitiva, de haber colaborado de una forma tan inmoral como eficaz en la consecución de los objetivos políticos por los que ETA asesinó durante casi cincuenta años a 857 españoles, entre ellos, once cargos públicos socialistas.

Que actualidad cobran en este contexto las palabras que Pilar Ruiz Albisu, la madre de los Pagazaurtundua, le espetó en el 2006 a Patxi López, cuando este negociaba en un hotel de San Sebastián con la cúpula de Batasuna encabezada por Arnaldo Otegui: "Patxi, harás y dirás cosas que nos helarán la sangre". Cambien los amables lectores de este artículo Patxi por José Luis y Pedro, y habrán acertado plenamente.

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