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Pedro Gil Ruiz

Operaciones de influencia rusas. De Crimea a Cataluña

La estrategia rusa tiene como objetivo desestabilizar rápidamente países estables mediante acciones no militares.

La estrategia rusa tiene como objetivo desestabilizar rápidamente países estables mediante acciones no militares.
El expresidente de la Generalidad, Carles Puigdemont. | EFE

El viernes 28 de febrero de 2014, individuos con uniformes del Ejercito de Ucrania, otros fuertemente armados y sin identificación en su ropa militar, además de civiles, instalaron puestos de control en las localidades de Armyansk y Chongar, los dos principales accesos por carretera a la península de Crimea desde Ucrania. Unos días antes, Victor Yanukóvich, el corrupto y prorruso presidente, había huido tras la que se conoce como Revolución del Euromaidan: la reacción de los ciudadanos ucranianos ante la suspensión [el 22 de noviembre de 2013] de la firma del Acuerdo de Asociación y Libre Comercio entre su país y la Unión Europea.

Esos controles precedieron a la toma militar de Crimea. Durante el mes de febrero, Putin había trasladado a miles de soldados a las bases rusas en la península. Bases que mantenía tras la firma del Tratado de Partición de 1997. Esta fuerza militar aseguró la ocupación. Los líderes prorrusos organizaron un referéndum [16 de marzo] con el propósito de dar apariencia de legalidad a la anexión. El 18 de marzo, dos días después de la publicación de los resultados, en una sesión extraordinaria de la Duma, Putin y los dirigentes prorrusos firmaron el tratado internacional por el cual Crimea y Sebastopol pasaban a formar parte de la Federación Rusa. Moscú pudo mantener ocultos sus objetivos hasta que se consumó la invasión.

La posterior intervención rusa en el Donbás, confirmaría que la frontera entre paz y guerra estaba siendo sustituida por una zona gris sin perfiles definidos. Un ecosistema de desinformación y ciberataques, de guerra no convencional.

La doctrina Gerasimov

Lo acontecimientos de Crimea son un manual práctico de la doctrina de la Guerra de Nueva Generación, desarrollada por el general Valery Gerasimov, el actual jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia. Doctrina que combina estrategias de subversión política con el objetivo de erosionar la capacidad del agredido para actuar como un grupo homogéneo, provocando confusión y disensiones en sus filas. En esta primera fase, agentes de inteligencia se despliegan sobre el terreno, al tiempo que se activan campañas de desinformación.

A la subversión la sigue una intervención directa. Precedido por un despliegue de fuerzas armadas rusas en la frontera del país atacado, con maniobras intimidatorias. En el interior, la actuación de militares sin identificación.

Una vez asegurado el control militar, los colaboradores locales toman los centros de poder gubernamental y administrativo y activan el procedimiento [plebiscito] que legitime la ocupación. Así, el agresor se presenta ante la opinión pública internacional como el libertador que acude a la llamada de auxilio de sus hermanos rusos.

Con la disuasión coercitiva, y el hostigamiento a los países cercanos al área de conflicto, concluye la operación. Al chantaje diplomático se le unirán las propuestas de negociaciones de paz. Se consigue así confundir, dividir e impedir cualquier reacción. En este punto, las campañas de desinformación vuelven a activarse: "Rusia se ha visto obligada ante la agresividad de la OTAN. Rusia necesita espacio vital". No faltan creadores de opinión en los medios occidentales que difunden el argumentario.

Ucrania no es Crimea

La ‘operación militar especial’ para desnazificar Ucrania, así llamó Putin a la guerra que comenzó el 24 de febrero de 2022, se diseñó conforme a la doctrina Gerasimov, pero algo falló. Una variable que los militares y servicios de inteligencia soviéticos no contemplaron en la ecuación: la férrea voluntad de los ucranianos en la defensa de su patria y su libertad. Antes de la invasión el consenso se establecía sobre la certeza de que Ucrania se derrumbaría en cuestión de días. Los analistas occidentales daban por descontado que las actividades de influencia rusa habían surtido efecto sobre la moral y la cohesión del país.

La resistencia sorprendió a todo el mundo. A los rusos más que a nadie. Estos creyeron su propia propaganda. En Ucrania no se les recibió con los brazos abiertos. Sus servicios de inteligencia fracasaron.

El East StratCom Task Force de la Unión Europea

Los sucesos de Crimea provocaron que tanto la UE como la OTAN advirtieran de la necesidad de hacer frente a las campañas de desinformación rusas. El 19 de marzo de 2015, el Consejo Europeo aprobó la creación de un equipo de comunicación [East StratCom Task Force (ESTF)] y mandató a Federica Mogherini, Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, la presentación de un plan de acción sobre comunicación estratégica.

El Plan de Acción contra la desinformación, aprobado el 5 de diciembre de 2018, define el concepto como: "información verificablemente falsa o engañosa que se crea, presenta y divulga con fines lucrativos o para engañar deliberadamente a la población, y que puede causar un perjuicio público". El perjuicio público incluye las amenazas a los procesos democráticos, así como a bienes públicos tales como la salud, el medio ambiente o la seguridad de los ciudadanos de la Unión. La desinformación no incluye los errores involuntarios, la sátira y la parodia, ni las noticias y comentarios partidistas claramente identificados.

En octubre de 2016, el Parlamento Europeo aprobó el Informe-A8-0290/2016 sobre la comunicación estratégica de la Unión para contrarrestar la propaganda de terceros en su contra.

El informe, entre otras consideraciones, manifiesta su preocupación por los muchos repetidores de que dispone la propaganda hostil a la Unión en su seno y el juego sucio de Rusia, "que utiliza los contactos y reuniones con sus homólogos de la Unión más con fines de propaganda y para debilitar la posición común de la Unión que para entablar un diálogo real".

La OTAN y la guerra híbrida

La Cumbre de Gales de la OTAN se celebró [septiembre 2014] a los cinco meses de la anexión de Crimea. Su declaración es una autoexigencia: "Ser capaces de abordar eficazmente los desafíos específicos que plantean las amenazas de guerra híbrida, donde se emplea una amplia gama de medidas militares, paramilitares y civiles abiertas y encubiertas en un diseño altamente integrado".

El 25 de marzo de 2015, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, inauguraba el Seminario sobre Transformación de la OTAN: "Permítanme plantear tres de las cuestiones que tenemos que afrontar a medida que avanzamos hacia Varsovia [la Cumbre que se celebró en 2016 y aprobó la Estrategia OTAN para contrarrestar la Guerra Híbrida OTAN - Tema: Lucha contra las amenazas híbridas (nato.int)]. En primer lugar, ¿cómo afrontar la guerra híbrida? Híbrido es el oscuro reflejo de nuestro enfoque integral. Utilizamos una combinación de medios militares y no militares para estabilizar a los países. Otros lo utilizan para desestabilizarlos. Por supuesto, la guerra híbrida no es nada nuevo. Es tan antiguo como el caballo de Troya. La diferencia es que la escala es mayor; la velocidad y la intensidad son mayores; y que tenga lugar justo en nuestras fronteras. Rusia ha utilizado soldados proxy, Fuerzas Especiales sin identificación, intimidación y propaganda, todo para crear una espesa niebla de confusión; oscurecer su verdadero propósito en Ucrania… Para estar preparados debemos ser capaces de ver y analizar correctamente lo que está sucediendo; ver los patrones detrás de eventos que parecen aislados y aleatorios; e identificar rápidamente quién está detrás y por qué".

Esa capacidad de "ver y analizar" ese "conocimiento experto y capacidad analítica" se la proporciona a la OTAN el Centro de Excelencia de Comunicaciones Estratégicas.

Con base en Riga, la capital de Letonia, el COE StratCom de la OTAN entró en funcionamiento en enero de 2014. El 1 de julio del mismo año, siete estados miembros (Estonia, Alemania, Italia, Letonia, Lituania, Polonia y el Reino Unido) firmaron memorandos de entendimiento. Desde esa fecha se han adherido hasta un total de 14 países, entre los que no figura España.

De Crimea a Cataluña pasando por Montenegro

La estrategia rusa tiene como objetivo desestabilizar rápidamente países estables mediante acciones no militares. Sus métodos se centran en localizar y explotar las debilidades y divisiones internas para socavar su sociedad. Estas acciones pueden incluir "el empleo del potencial de protesta de la población, las fuerzas de operaciones especiales y medidas militares y de guerra de información encubiertas", escribe el mayor Collins Devon en Military Review, febrero 2018. Pone como ejemplo lo sucedido en Montenegro.

Durante el último trimestre de 2016, Montenegro fue víctima de un grave y complejo plan de desestabilización con el objetivo de derrocar de forma violenta al Gobierno del entonces primer ministro, Milo Djukanovic. Una parte de este plan era la ocupación del Parlamento. Las investigaciones del Alto Tribunal de Podgorica, concluyeron [El 9 de mayo de 2019] con sentencias a penas de cárcel a trece personas, entre ellas dos miembros del FSB juzgados en ausencia y dos políticos opositores prorrusos involucrados. La jueza del caso, Suzana Mugosa, afirmó que el objetivo era derrocar de forma violenta al Gobierno de Montenegro y proclamar la victoria del prorruso Frente Democrático para impedir la entrada del país en la OTAN.

El software de Tsunami

Las acciones de terrorismo urbano protagonizadas por los independentistas catalanes contra la sentencia del 1-O [publicada el 14 de octubre de 2019], tuvieron en una aplicación denominada Tsunami Democratic su elemento organizador.

La aplicación, desarrollada con una tecnología muy sofisticada, permitía coordinar a los activistas que participaban en las manifestaciones y acciones de sabotaje.

Los investigadores confirmaron que el lenguaje de programación utilizado —Kotlin— se desarrolla por JetBrains, una compañía de software, con sede central en San Petersburgo. En noviembre de 2016, en los sucesos de Montenegro, se detectó la utilización de una aplicación con las mismas funcionalidades que Tsunami Democràtic.

Presencia en España de miembros del GRU

La conocida como 29155 es una de las unidades clandestinas del GRU, el Servicio de Inteligencia Militar ruso. Son especialistas en acciones subversivas, de sabotaje y asesinatos. Se detectó su existencia tras el complot para asesinar al primer Ministro Milo Dukanovic y ocupar el Parlamento de Montenegro, en el que intervinieron dos de sus miembros.

En los días previos al referéndum independentista del 1 de octubre de 2017, llegaron a Barcelona al menos cinco agentes del GRU al mando del teniente general Sergey Fedotov. Este militar iría acompañado por el coronel Anton Skovortsov y el mayor Alexey Nikitin. Salieron de la ciudad en la primera quincena de octubre.

Desinformación y apoyo al independentismo catalán

"Los objetivos de Putin en cuanto a los sujetos exteriores [no rusos] tienen menos que ver con el convencimiento y la persuasión para conseguir su apoyo y más con el aumento de la duda y la incertidumbre. Con el fomento de la agitación y la explotación de cualquier desconfianza y división entre los grupos que compiten dentro y entre los Estados que se oponen a las acciones rusas, especialmente dentro y entre los países de la OTAN y la Unión Europea". Actividades de influencia rusas antes de la invasión de Ucrania. Ian J. Courter, analista de la Escuela de Guerra Especial John. F. Kennedy del Ejercito de EE.UU.

Este fue el objetivo de la campaña puesta en marcha por los medios de propaganda rusos. Internet Research Agency (IRA) y el Institute for Internet Development (IRI) diseñaron acciones masivas de apoyo al referéndum independentista de 2017. Se utilizaron miles de cuentas y perfiles falsos en redes sociales para difundir noticias fabricadas con el propósito de desprestigiar a las Instituciones españolas.

La actividad rusa en el referéndum ilegal de Cataluña combinó la transmisión de mensajes verdaderos y falsos en las redes sociales (Facebook y Twitter) por trolls (perfiles creados online para divulgar la información ya creada), bots (divulgación de información por procesos automáticos) y sockpuppets (perfiles creados online con el propósito de crear y transmitir falsas noticias). A esto se le añadió una intensa cobertura sobre qué ocurría en Cataluña en los medios de comunicación rusos. "El incremento del 2.000% de la actividad relacionada con Cataluña en Rusia durante el mes de septiembre no ha sido una sorpresa ni una anomalía", destaca la analista Mira Milosevich-Juaristi en su trabajo La "combinación", instrumento de la guerra de la información de Rusia en Cataluña.

El East Stratcom Task Force de la Unión Europea realizó un informe analizando los mensajes transmitidos sobre el referéndum ilegal de Cataluña en las televisiones rusas. [Russian TV’s view on Catalonia referendum: Europe falling apart and Spain compared to Ukraine - EUvsDisinfo]

Siguiendo con el análisis de Mira Milosevich-Juaristi el contenido más significativo de estos mensajes emitidos por Sputnik, RT y los canales de las televisiones estatales rusas se estructuraron en tres bloques:

  • Uno destacando la violencia deliberada y desproporcionada por parte del Estado; la UE habría ordenado a España llevar a cabo una "acción represiva" para impedir el referéndum, intentando así evitar otro Brexit.
  • Otro creando confusión: La UE reconocería la independencia de Cataluña después del proceso de adhesión; el referéndum es una "revolución de color" dentro de la UE y el primer paso hacia su desintegración.
  • Y un tercero comparando España con Ucrania: Cataluña está al borde de una guerra civil como la de Donbas; el referéndum de Cataluña es como el de Crimea. Una organización de noticias pro-Kremlin, el diario Vzglyad, escribió: "España reprime por la fuerza la primavera catalana" y añadió que "sólo la intervención del ejército ruso pudo defender el derecho popular a la expresión en la península de Crimea".

Hoy, como ustedes ya conocen, todo esto no existió. Fue una ensoñación. Según el último Barómetro del CIS [febrero 2024. Estudio 3441] preguntados por cuál es el principal problema que existen actualmente en España, un 2,4% responde que la desinformación y la manipulación informativa; para un 1,8% lo es la Ley de Amnistía. Así que, como dicen los manipulares rusos: es mucho menos difícil engañar a un objetivo dentro de una creencia existente, que intentar hacerlo mediante la aceptación de una nueva creencia opuesta o diferente.

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