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Santiago Navajas

Clásicos para niños: 10 películas

La selección que hemos hecho mezcla el blanco y el negro con el color, el cine norteamericano con el de otros países, pero siempre desde la única perspectiva que justifica un canon: la excelencia estética y la profundidad ética.

La selección que hemos hecho mezcla el blanco y el negro con el color, el cine norteamericano con el de otros países, pero siempre desde la única perspectiva que justifica un canon: la excelencia estética y la profundidad ética.
Matar a un ruiseñor | Fotograma

Le inquieta profundamente que puedan afectar nuestro potencial artístico y creativo, nuestra capacidad de generar música y arte hermosos. Teme que estas cualidades humanas podrían ser replicadas de manera superficial, mediante trucos baratos, lo que desvirtuaría su verdadera esencia.

Melanie Mitchell, matemática especializada en Inteligencia Artificial, se refería así a Douglas Hofstadter, autor del legendario Gödel Escher Bach (que no han leído tantos como lo citan), y su reacción sobre la IA en general y ChatGPT en particular. Pero lo que quiero destacar no es la IA sino la referencia a los "trucos baratos". Porque lo perverso no es la IA sino precisamente el uso de trucos baratos para hacer arte, lo que vienen haciendo los humanos, por cierto, en la categoría más baja de arte. Ahora bien, ¿cuál es la verdadera esencia del arte? Sea lo que sea, lo recogen las obras que son consideradas clásicas.

A continuación, y tras la selección de novelas para niños y adolescentes, nos centraremos en el séptimo arte, el arte por antonomasia del siglo XX. Y si algo caracteriza al cine son las películas en blanco, negro y una infinidad de grises. Actualmente, los más jóvenes sufren la campaña contra las películas en blanco y negro de las plataformas televisivas, lo que hace que se produzcan "anticuerpos" culturales entre niños y adolescentes respecto a esta dimensión estética y, por tanto, se pierden los fundamentos del cine y algunas de sus cumbres más altas.

Además, suelen estar monopolizados por el cine estadounidense, con lo que ello significa de homogeneización, pérdida de diversidad de estilos y para el caso europeo, ignorancia de sus propias raíces culturales. La selección que hemos hecho mezcla el blanco y el negro con el color, el cine norteamericano con el de otros países, pero siempre desde la única perspectiva que justifica un canon: la excelencia estética y la profundidad ética.

1. El chico, Chaplin, 1921.

De qué va: protagonizada y dirigida por Charlie Chaplin, esta película sigue al famoso personaje del vagabundo que encuentra y cuida a un niño abandonado. Existencialismo positivo y sonriente, el talento inigualado de Chaplin para el lenguaje corporal y su optimismo a prueba de bombas lo hace especialmente recomendable para iluminar las cuevas más oscuras del alma con su sonrisa y su alegría de vivir.

Comentario: Chaplin es el maestro supremo a la hora de combinar la comedia y el drama, la intimidad del gesto más sutil y la épica de la persecución más peligrosa, la poesía más auténtica con las persecuciones más abracadabrantes. El arte cinematográfico más depurado con el entretenimiento más excelso.

2. Ladrón de bicicletas, Vittorio De Sica, 1948.

De qué va: una obra maestra del neorrealismo italiano dirigida por Vittorio De Sica, narra la desesperada búsqueda de un hombre y su hijo por una bicicleta robada que es esencial para su trabajo.

Comentario: Italia, como el resto de Europa, está devastada tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, sacaron fuerza de flaqueza para reconstruirlo todo, sobre todo gracias a una solidaridad que está representada en la relación entre padre e hijo, con este oscilando entre la admiración, el respeto, la sorpresa, la decepción y, finalmente, la esperanza. Elegida en ocasiones como la mejor película de la historia del cine, tiene, sin duda, uno de los finales más emocionantes y virtuosos.

3. Alicia en el país de las maravillas, Walt Disney, 1951.

De qué va: una adaptación animada de Disney del clásico cuento de Lewis Carroll, sigue a la niña Alicia mientras explora un mundo fantástico lleno de personajes extraños y aventuras locas, todo ello envuelto en una lógica tan rigurosa como delirante.

Comentario: adaptación por parte de Walt Disney del clásico de Lewis Carroll, la película está inverosímilmente a la altura de la novela, debido a su tratamiento de la imaginación y la curiosidad, el surrealismo y la fantasía. La gallardía y la lucidez. Una oda a la creatividad y el pensamiento abstracto..

4. Shane, George Stevens, 1953.

De qué va: un clásico del wéstern dirigido por George Stevens, sigue a un pistolero errante que intenta dejar atrás su vida violenta y se encuentra defendiendo a una familia de granjeros de los terratenientes opresores. La fidelidad y el heroísmo, el Bien y el Mal hechos pistoleros en el salvaje oeste.

Comentario: violencia sin regocijo, drama y comedia, moralidad sin moralina, con un enfoque centrado en la justicia y la redención. Es un gran ejemplo del género wéstern que puede enseñar sobre los desafíos del pasado y la importancia del coraje.

5. Marcelino, pan y vino. Vajda, 1955.

De qué va: una película española que cuenta la historia de un niño huérfano criado por monjes, que un día descubre una imagen de Cristo crucificado y entabla una conexión milagrosa con ella.

Comentario: nada más puro que la fe de un niño: inocencia y milagros que harían llorar a un ateo materialista bolchevique. Salvo a los psicópatas. Su sencillez y belleza la hacen una experiencia conmovedora y espiritual. Como los lirios del campo.

6. Matar a un ruiseñor, Mulligan, 1962.

De qué va: un abogado viudo, con dos niños, que defiende a un hombre negro acusado de violar a una joven blanca en el más profundo sur de los EE.UU.

Comentario: basada en una novela de Harper Lee, esta película aborda temas de racismo e injusticia a través de los ojos de una niña en el sur de los Estados Unidos. El protagonista, Atticus Finch, es un ejemplo paradigmático de ese dicho según el cual no todos los héroes llevan capa.

7. El pequeño salvaje, François Truffaut, 1970.

De qué va: dirigida por François Truffaut, esta película basada en una historia real narra la vida de un niño "salvaje" encontrado en los bosques de Francia en el siglo XVIII y sus interacciones con el Dr. Itard, quien intenta integrarlo en la sociedad.

Comentario: hay un tipo de cine que hace pensar. En este caso, sobre la naturaleza humana, la educación y la civilización. Perfecta para introducir a los niños en temas filosóficos como la conciencia, pedagógicos, qué es aprender, y, sobre todo humanos: qué es lo que nos hace ser personas.

8. E. T., Spielberg, 1982.

De qué va: un extraterrestre cabezón queda varado en la Tierra y un niño se hace su amigo y le ayuda a regresar a su casa.

Comentario: Spielberg lo mismo te aterroriza con un tiburón de plástico que te hace empatizar con el más feo de los alienígenas de cartón piedra. Si algo necesita un niño es un amigo. Y da igual que sea blanco, negro, que hable su lengua u otra, incluso que sea de otra galaxia. En tiempos de inflación de identidad, una reflexión en clave de imágenes sobre la otredad.

9. El Viaje De Chihiro, Hayao Miyazaki, 2001.

De qué va: una niña que, al mudarse a un nuevo hogar, se encuentra atrapada en un mundo mágico donde debe rescatar a sus padres, convertidos en cerdos, y encontrar el camino a casa sobreponiendose a seres que desafían los límites de la imaginación. Hermana espiritual de Alicia, se podría llamar Chihiro en el país de las maravillas asiáticas.

Comentario: rica en imaginación y simbolismo, Chihiro va creciendo en lo personal, demostrando valentía y lucha noble por sus ideales. Es una obra maestra del cine de animación, como Alicia pero en la dimensión anime. ¿Qué es crecer sino evolucionar a través de desafíos?

10. Wall-E, Pixar, 2008.

De qué va: un robot solitario en una Tierra desolada y su aventura para salvar a la humanidad y encontrar el amor

Comentario: del anime japonés a los dibujos animados made in USA pero con ordenador. Gentileza de la genialidad de Steve Jobs que revolucionó el cine infantil para un público universal.. Como decía Freud, para ser felices lo que necesitamos es que amemos el trabajo que hacemos y seamos capaces de trabajarnos el amor que profesamos.

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