Narcisismo y estupidez. De la "Democracy" a la "demoncrazy".
Se dice que cada día se lee menos. Dado el apresurado ritmo de vida de la sociedad, así como su cada vez más empobrecida situación cultural, esto parece ser algo lógico y comprensible. Hoy en día prima lo rápido, lo fácil, lo práctico, los valores materiales y, con ello, la vulgaridad, la decadencia, la superficialidad y la hipocresía, con los televisivos reality shows a la cabeza, una cabeza sin cerebro alguno. No hay que olvidar el nivel de los políticos de profesión, ese formato democrático del sufragio universal, cual degeneración de la original democracia presocrática y ateniense. Una democracy tantas veces degenerada en demoncrazy, o sea, en locura endemoniada. En ella, el ansia de fama, dinero y poder, los trillados valores de egos, tanto personales como políticos, cada vez más inflados y enfermos, se han apropiado de la concienciación del ser humano moderno, ese hombre en busca de un alma que tan bien definió Carl Jung, y el que todavía no la ha encontrado, o la ha perdido para siempre en nuestro cada vez más decadente mundo.