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Después de la guerra del Líbano, ¿estamos más cerca de la paz?

Este acuerdo abre la vía para comenzar a restaurar las relaciones políticas entre Europa y el mundo árabe moderado con Israel.

Este acuerdo abre la vía para comenzar a restaurar las relaciones políticas entre Europa y el mundo árabe moderado con Israel.
Un ataque con cohetes a Israel, en este caso desde Gaza. | Europa Press

Los países o grupos terroristas organizados, cuando atacan a otro país, lo hacen en la seguridad de que la respuesta hará más fuertes a los atacantes o que debilitarán a los atacados. Los atentados de octubre de 2023 pretendía demostrar las vulnerabilidades de Israel, atemorizar a su población y autoempoderarse, y como siempre ha ocurrido en la historia, las guerras se pierden por sobrevalorar las capacidades propias y/o minusvalorar las del enemigo. Este es otro caso.

Israel libra a la vez cuatro guerras que están entrelazadas. Por eso, el primer objetivo de Jerusalén ha sido romper esta unidad de acción que resultaba letal para sus intereses. Haber llegado a un acuerdo de alto el fuego con el gobierno del Líbano, cuando todavía se pelea en Gaza y en Cisjordania, e Irán sigue con sus amenazas, es la demostración más evidente de que Israel ha conseguido su primer objetivo, que es romper la unidad de acción. Ahora podrá afrontar cada uno de los otros tres frentes por separado.

El acuerdo con el gobierno del Líbano habría sido impensable hace unos meses, cuando el país estaba controlado por Hezbolá. Como ya escribí al comenzar la guerra, esta era una gran oportunidad para fortalecer al gobierno de coalición de Beirut y al ejército del Líbano, para que se encargase de la seguridad efectiva del país. Con el apoyo occidental, Líbano desplazará 10.000 efectivos militares para desmantelar a Hezbolá al sur del rio Litani, exactamente en los mismos términos que se acordaron por el Consejo de Seguridad en 2006. Un rápido despliegue para lo cual es esencial apoyo de Estados Unidos y Francia.

El hecho de que Hezbolá haya delegado en el gobierno de Líbano esta negociación es una clara muestra del enorme debilitamiento que han sufrido las guerrillas terroristas, que han perdido a casi la mitad de sus efectivos y a todos sus dirigentes, lo que en una organización caudillista es crucial.

Irán ha sido, asimismo, un claro defensor de estos acuerdos, porque la estrategia de llevar la guerra al Líbano para no ser atacado por Israel ha fracasado. La clara superioridad demostrada de Israel sobre Irán y la inutilidad de abrir un frente en Líbano —como también en Gaza— ha fracasado. En este nuevo escenario, se producirá un distanciamiento operativo de Teherán respecto de Hezbolá y Hamás, para poder sobrevivir, especialmente ante la llegada de Trump, que si a alguien le tiene ganas es al régimen de los ayatolás. No pueden arriesgarse a aventuras que les podrían salir carísimas.

El acuerdo es una victoria para Netanyahu, que conseguirá el objetivo principal de devolver la normalidad al norte del país y de que puedan regresar los 60.000 desplazados a sus casas. Además, se reserva el derecho reconocido por Francia y Estados Unidos, mentores del acuerdo, de defenderse si el acuerdo no se cumple. Es decir, una carta blanca que no tengo duda que utilizará si es necesario. La pregunta a continuación sería a qué se van a dedicar las fuerzas de Naciones Unidas si el ejército del Líbano va a tomar el control del territorio al sur del rio Litani. ¿Van a actuar como fuerzas de ocupación de un país soberano? Es hora de que vuelvan a casa, ya que no han cumplido ninguno de sus objetivos.

Frente al aislamiento internacional al que se estaba sometiendo a Israel, este acuerdo abre la vía para comenzar a restaurar las relaciones políticas entre Europa y el mundo árabe moderado con Israel, fundamentales para su estabilidad económica y para darle una salida moral y política a Netanyahu, que seguramente aprovechará.

En Oriente Medio nada es definitivo y harán falta muchas generaciones para ver si este acuerdo consigue generar una relación pacífica entre los dos países fronterizos, pero como ya decía hace un año, el coraje y la resiliencia de unos y otros serán ahora los mejores cimientos para la seguridad, que es a lo que se puede aspirar en estos momentos.

A Israel ya solo le quedan dos frentes abiertos, aunque también ha conseguido distanciarlos. Después de un año de guerra, Hamás está desmantelada y con la nueva situación, tardará años, o quizás nunca se recomponga Deberán esperar una generación al menos, y sin un espónsor internacional como fue Irán, la capacidad militar de Hamás no regresará. La población de Gaza ha sufrido hasta la extenuación por su empeño en apoyar a Hamás y continuar con el enfrentamiento de Israel. Muchos inocentes han muerto en este periodo trágico. Esta realidad abre una gran oportunidad de entender cuáles son sus posibilidades reales de vivir en paz y prosperidad si se mantienen en guerra permanente contra Israel. O, por el contrario, qué alternativas más positivas le ofrece un acuerdo de seguridad y estabilidad en la región.

El problema de Cisjordania entonces se convierte, con los antecedentes descritos, en una cuestión que será más fácil de abordar. La Autoridad Palestina, temerosa de que Hamás se implantara en Cisjordania —lo que ha llevado también a su radicalización para sobrevivir en un entorno tan polarizado—, tiene la oportunidad de resolver ahora los conflictos existentes con Israel, que requerirán de algunos ajustes menores de fronteras para proteger algunas colonias judías y otras ciudades palestinas. Puede aspirar a crear un auténtico Estado soberano e independiente, lo que no depende de que lo reconozcan doscientos países, sino de que lo ampare Israel, que es con quien tiene que convivir a diario.

La guerra ha alejado las aspiraciones de la solución de dos Estados a corto plazo, un esquema inviable que no será efectivo mientras no exista seguridad y reconocimiento mutuo y que de momento nadie puede poner sobre la mesa ante el esfuerzo de reconstrucción que debe realizarse en los próximos años y el sufrimiento acumulado en la memoria colectiva.

En Israel, nada se resuelve del todo y quedan muchas cuestiones pendientes que volverán a aflorar, pero hoy podemos afirmar que Jerusalén ha conseguido todos sus objetivos estratégicos. Ahora debe recoger el fruto de este esfuerzo y sacrificio para construir un futuro mejor y más seguro para todos. Los palestinos tienen ante sí la oportunidad de encontrar una paz, que no será perfecta, pero que seguramente será mucho mejor que la destrucción y la desesperación que han sufrido en este año y los cien años anteriores. Y comenzar a construir algo que pueda ser mejor que todo lo conocido.

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