
Se dirá que la libertad siempre ampara, por permitirla, a la heterodoxia –la posibilidad de otra idea diferente al canon establecido—, y así debe ser. Cierto, pero no todos queremos ejercer la libertad porque exige fe en su potencia y fecundidad y valentía en su práctica y defensa. El nuevo libro de nuestro compañero y amigo, Filosofía española de los siglos XX y XXI. Del pensar hispánico[i], es un libro valiente, escrito en libertad y que, como consecuencia, no teme a la condición heterodoxa.
¿Y si no fuese así? ¿Y si lo que el libro que se tiene en las manos muestra a todos los administradores del canon filosóficamente correcto —que coinciden sospechosamente con quienes deciden lo políticamente correcto—, que hay una filosofía hispánica ocultada deliberadamente? ¿Qué es más ortodoxo para la filosofía? ¿Sepultar en el silencio las ideas de los pensadores que son molestos? ¿Borrar de la memoria los actos y los hechos inconvenientes perpetrados por los autores a los que se decide proporcionar loor y gloria? ¿O lo es filosofar sin consignas ni peajes, de pie y no de rodillas?