La novela española es un género literario moderno que, con el notabilísimo precedente del Quijote, llega a su culminación estética durante la última generación del siglo XIX y la primera del XX. Ese es precisamente el límite temporal que me he marcado en el presente trabajo.
Para ponerme a investigar lo que sigue he tenido que vencer algunos prejuicios. El primero es la aceptación de una idea mostrenca y vulgar: las novelas son un ejercicio de entretenimiento y sus argumentos suelen ser ligeros o insustanciales. Por tanto, poco van a servir para detectar el factor religioso de una sociedad. Las páginas que siguen son una prueba de que el prejuicio dicho resulta insostenible.
El segundo prejuicio se refiere a mi papel primordial de sociólogo como escribano de las opiniones de los españoles contemporáneos. Tengo que superarlo al razonar que las opiniones bien pueden ser también las contenidas en las novelas.