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Iván Vélez

Crónica de la II Jornada de Ensayo Histórico sobre la Leyenda Negra

Segíun Roca Barea, los principales errores cometidos por España fueron dos: la ausencia de un verdadero liberalismo español y la inexistencia de una genuina masonería patria.

Segíun Roca Barea, los principales errores cometidos por España fueron dos: la ausencia de un verdadero liberalismo español y la inexistencia de una genuina masonería patria.

Medio millar de personas se dieron cita el pasado sábado en el Paraninfo del Real Colegio Alfonso XII. El motivo que reunió a gentes venidas de toda España en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, aquel "pólipo de granito", en palabras del curioso impertinente Gautier, fue la celebración de la II Jornada de Ensayo Histórico sobre la Leyenda Negra, dedicadas en esta ocasión a dos quintos centenarios: los protagonizados por Cortés y por Elcano. Arropado por el Ateneo Escurialense, el principal encargado de armar cuatro mesas y un cine fórum fue Javier Santamarta, capitán de una suerte de recontraarmada negrolegendaria que ya ha mostrado por dos veces su fortaleza a escasos metros de la más distinguida cripta de la Monarquía Hispánica.

La jornada, abierta por el discurso inaugural, presentista y tenuemente electoralista de Isabel Díaz Ayuso, comenzó con una mesa compuesta por Vicente González Olaya, jefe de Cultura del diario El País; el agregado cultural de la Embajada de México, Jorge J. Hernández, y quien firma esta crónica. Bajo el título Cortés y la conquista de México: ¿una Nueva España?, el trío analizó las trascendentales consecuencias que acarreó la llegada del hidalgo de Medellín y su hueste a una tierra en la que la impronta española sirvió para configurar una sociedad sincrética y mestiza que hoy se enfrenta a un vecino norteño incapaz de despojarse de una visión negrolegendaria de México no exenta de racismo.

La mesa matinal siguiente –Elcano y la Vuelta al Mundo: la globalización– la configuraron María Saavedra, directora de la Cátedra CEU Elcano; Jesús Calero, jefe de Cultura del diario ABC, y el filósofo Pedro Insua. Durante la misma, se criticó la acomplejada acción exterior cultural española, capaz de dejar a Portugal patrimonializar la primera circunnavegación pese a que hace medio milenio tratara de impedir aquella expedición, a cuya cabeza se situó un Magallanes naturalizado español que, una vez muerto, dejó abierta la inesperada posibilidad de un viaje cuyo principal mérito se debe a Juan Sebastián Elcano. Ello, sin embargo, no impidió que, tal y como expuso Calero, se atribuyera al pirata Drake la autoría de aquel primer viaje planetario.

Abrió la tarde una terna de tuiteros: @Ruta_Elcano, @HernnCortes y @Alquicel, cuyo éxito, apoyado en el rigor que caracteriza a sus cuentas, demuestra hasta qué punto la divulgación e incluso la investigación historiográfica hace tiempo desbordaron los áulicos muros de las academias, a menudo ensimismadas, encapsuladas en una atmósfera inaccesible para el gran público, ávido de dinamismo y de posibilidades de interlocución con quienes manejan un material, el histórico, ampliamente digitalizado en España.

La jornada la cerró la exhibición de la película de animación Elcano y Magallanes, la primera vuelta al mundo, comentada por el diputado de Ciudadanos Guillermo Díaz y el propio Santamarta, que astutamente había dejado como última mesa la que reunió a María Elvira Roca Barea, Jorge Bustos, jefe de Opinión del diario El Mundo, y el historiador Francisco García del Junco, autor de Eso no estaba en mi libro de Historia de España. Fue en ese debate donde mejor pudo percibirse la incidencia que sobre el presente tiene la metodología negrolegendaria. Fue en ella donde Bustos mostró su agradecimiento, que no su orgullo, por una contingencia: ser español. Al otro extremo de la tabla, García del Junco ensayó una rapsodia por la que desfilaron las crudas condiciones –ratas, cucarachas, hambre, muerte– que rodeaban a quienes se aventuraban a cruzar el Océano en pos de una vida mejor. Fue, naturalmente, Roca Barea quien protagonizó aquella yuxtaposición de discursos. Y lo hizo no sólo por decir algo que suscribimos, el hecho de que la actual España no es lo que ha quedado tras una serie de pérdidas, pues, según sostenemos, de la transformación, más que de la decadencia, del aquel imperio somos producto la veintena de naciones hispanas, sino por una serie de afirmaciones que, a su juicio, explicarían muchos de los problemas que aquejan a nuestra nación política, capaz de servir material heterodoxo, el aportado por un Menéndez Pelayo criticado por la malagueña.

No se detuvo ahí su particular diagnóstico de los males españoles, inachacables en exclusiva, por lo que al manejo del prisma negrolegendario se refiere, a la izquierda. Al decir de la autora de Imperiofobia, los principales errores cometidos por España, yerros cuyas consecuencias aún pagamos, fueron dos: la ausencia de un verdadero liberalismo español y la inexistencia de una genuina masonería patria. Extraiga el lector las conclusiones oportunas.

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