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Santiago Navajas

Contra Trump vivimos mejor

La tesis de Lewis es que el gobierno de EEUU es poco menos que la encarnación del Estado de Hegel y Trump, una especie de Schopenhauer demoníaco.

La tesis de Lewis es que el gobierno de EEUU es poco menos que la encarnación del Estado de Hegel y Trump, una especie de Schopenhauer demoníaco.
Portada de la obra | Planeta de Libros

Lo "mejor" que tiene Trump es que saca lo peor de sus adversarios, de modo que los pone a su nivel. Y a su nivel es imbatible. Es lo que le ha pasado al casi siempre brillante y eficiente Michael Lewis que en su último libro, sobre el (no) comportamiento del equipo de Trump cuando llegó a la Casa Blanca, se muestra tan superficial y sesgado que el libro resulta solo aconsejable a los que ya están predispuestos contra el presidente norteamericano.

El quinto riesgo es el título, una referencia al abandono, olvido y desprecio con el que el recién llegado Trump supuestamente trató a la burocracia estatal de la administración americana. Lewis en ningún momento trata de comprender el punto de vista de la acción gubernamental de Trump sino que siempre lo considera bajo el prisma de la locura, la ineficiencia, el interés y/o la maldad.

El presupuesto de Trump, como las fuerzas sociales que están tras él, está impulsado por un deseo perverso: permanecer en la ignorancia. Donald Trump no inventó ese deseo. Él solo fue su expresión última.

El subtítulo del libro es "Un viaje a las entrañas de la Casa Blanca de Trump" pero más bien es un ataque ad hominem desde las propias entrañas de Lewis que, como el resto de la izquierda norteamericana, todavía no ha digerido la victoria del magnate y prefiere la demonización del adversario antes que hacer autocrítica sobre su deriva identitaria. Una deriva de la que participa el propio Lewis cuya una de sus críticas es porque "Trump había mandado al Departamento de Agricultura hombres blancos en la veintena".

La tesis de Lewis es que el gobierno norteamericano es poco menos que la encarnación del Estado de Hegel y que Trump es una especie de Schopenhauer demoníaco, un Anticristo nietzscheano, que ha venido a desmantelar toda el aparato del Estado. Si la derecha paranoica está obsesionada con George Soros, el islam y Bilderberg, la izquierda, no menos conspiranoica, ven la mano negra de los hermanos Koch, Putin y Facebook por todas partes. De este modo, pasa de puntillas sobre los aspectos más críticos de Obama –como cuando pasa de puntillas sobre el hecho de que "Obama había roto el matrimonio entre la NASA y el Departamento de Defensa"–.

Por otro lado, algunas informaciones sí son de su utilidad. Por ejemplo, desmonta la teoría de que el problema de la fuerza policial en Estados Unidos contra los negros sea una cuestión de racismo sino, sugiere, es un problema más bien de estrés emocional por parte de las fuerzas del orden. O cuando Informa de que fue la NASA la que poco menos que inventó los pañales de usar y tirar, cuando un ingeniero desarrolló un polímero absorbente para que las astronautas pudiesen orinar (anteriormente, los astronautas usaban una especie de condones). O que mientras que en 1872 el granjero estadounidense medio podía alimentar a unas cuatro personas, ahora lo puede hacer con 155 personas más. O que en 1950, la vaca daba por término medio unos 2.400 litros de leche, mientras que en 2016 ya daba 10.430 litros. Esto no tiene nada que ver con el núcleo del libro pero al menos son datos curiosos e importantes.

En realidad, el panfleto de Lewis se lee mejor como una defensa acrítica del sistema burocrático norteamericano, visto desde una perspectiva izquierdista que considera que el Estado es suyo. Así el diálogo que transcribe entre uno de sus héroes funcionarios y unos ciudadanos republicanos:

–Republicanos: odiamos al Gobierno y tú apestas.

–Demócrata: Solo mi proyecto aporta mil millones de dólares a tu economía este año, ¿estás seguro de lo que dices? (pensaba que nosotros éramos la única razón por la que tu ridículo estado se mantiene en pie.)

Pocas veces la condescendencia de alguien que se cree superior moralmente, y que el dinero público le pertenece, ha sido mostrada con mayor claridad y desvergüenza. ¡Tanta que pone el diálogo como pretendida muestra contra los republicanos! Por otra parte, llega incluso Lewis a la infamia de insinuar que los republicanos pretenden que los niños y la gente mayor pasen hambre manejando de manera inepta los programas de subvenciones a la alimentación.

La advertencia del libro, en fin, se articula dentro del movimiento alarmista que actualmente recorre como un espectro a la izquierda mundial y que tiene su encarnación más famosa en Greta Thunberg. Porque lo que insinúa entre líneas Lewis es que Estados Unidos bajo la presidencia de Trump está al borde del desastre nuclear, debido a que no controla el "quinto riesgo" que contemplan los expertos: la gestión de proyectos, la cual estaría en peligro debido a que Trump se caracteriza, según Lewis, por una obstinada ignorancia. Lo que le lleva a responder a los riesgos a largo plazo con soluciones a corto plazo.

Pero lo que podría haber sido un buen trabajo de investigación por parte de Lewis sobre el mal funcionamiento de la Administración americana se convierte en una tediosa sucesión de entrevistas con funcionarios que Lewis presenta invariablemente como héroes al servicio del bien común. Su ojeriza contra Trump le lleva a ocultar sistemáticamente el nombre de Obama cuando, por ejemplo, relata graves errores de limpieza en Hanford, la central de producción de plutonio.

La razón por la que la limpieza de Hanford es, siendo groseros, una mierda son los atajos. Demasiados malditos atajos.

¡Pero es que dichos atajos se tomaron con la administración Obama! Igualmente, cuando relata la "caza de brujas" contra los activistas del cambio climático que había en la Administración de Obama, en ningún momento se molesta en plantearse si el sesgo anti-cambio climático de Trump pudiera ser el reflejo especular del sesgo por el alarmismo climático de los demócratas desde Al Gore y su documental-fraude Una verdad incómoda. En este sentido, es patético que Lewis acuse a Trump de haber contaminado la ciencia con ideología, cuando la tesis de que no hay hechos sino relatos procede de la izquierda posmoderna. Lo que ha hecho Trump, en cualquier caso, es trasladar dicho paradigma posmoderno a la derecha.

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