Fiel a su cita anual, Pedro Sánchez Pérez-Castejón lanzó este trino en la red Twitter:
Desposeídas de sus apellidos por motivos tan formales como propagandísticos, Adelina, Carmen, Virtudes… se mueven entre lo familiar y lo simbólico, pues, a decir del doctor que pernocta en la Moncloa, la defensa de la justicia y la libertad fueron lo que condujo a las inocentes muchachas a una suerte de martirologio laico. Inserto en una estrategia, acaso diseñada por Redondo, el mensaje de Pedro Sánchez estuvo acompañado en ese reñidero por algunos de sus más destacados palmeros. Propios como la lacrimógena Lastra o el desabrido Ábalos, pero también socios de coalición, con Iglesias y Montero a la cabeza, secundaron a Sánchez en su ardoroso antifranquismo postmortem. El filón maniqueo abierto por ZP, que abismó a un Partido Popular que, preso de sus complejos, no se atrevió a sellarlo, sigue dando buenos réditos en una sociedad, la española, capaz de seguir polarizada por hechos ocurridos hace más de ocho décadas en un contexto histórico que poco o nada tiene que ver con el actual.