Colabora
Santiago Navajas

Liberales pro/anti Trump

¿Hacia dónde se decantarán los liberales de EEUU? No me gustaría estar en su pellejo: voten lo que voten, lo más probable es que se equivoquen.

Un momento del primer debate entre Trump y Biden. | EFE

Si ocurre como en 2016, y desmintiendo las encuestas que pronostican una paliza de Biden (salvo la que mencionó Mario Noya), un puñado de votos puede decantar la victoria para Trump o Biden. Esos pocos votos pueden ser los de los liberales. Usualmente los liberales en EEUU votan al Partido Libertario, cuyo programa desgrana Jesús Esteban. En 2016, con el sólido candidato Gary Johnson, consiguieron casi cinco millones de votos. Pero en esta ocasión, la candidata Jo Jorgensen no parece que pueda arrastrar a tantos electores. La duda es si el voto liberal se quedará en casa o, ante la polarización de la sociedad norteamericana, se decantará bien por la batalla cultural que plantea Donald Trump o la moderación de la vieja guardia que encarna Joe Biden.

Intelectuales liberales y conservadores, que se habían manifestado contra Trump en las anteriores elecciones, ahora han argumentado que el gran peligro para los EEUU es el movimiento de extrema izquierda conocido como wokeness (“despertar”), que está arrasando las universidades y los suburbios, imponiendo escraches contra todo lo que no sea políticamente correcto y justificando la violencia revolucionaria en nombre de una pretendida justicia racial y de género. James Lindsay, Dave Rubin, Danielle Pletka y Ben Shapiro son los más conocidos entre aquellos que piensan que Trump es la única garantía de resistir el tsunami de radicalización que la derecha acomplejada no osa enfrentar y la izquierda rendida no sueña con desafiar.

Rubin ha escrito: "La tiranía está aquí. Voten para que todos los demócratas salgan de sus cargos en todos los niveles y en todas partes. Es la única manera de hacer que las cosas empiecen a cambiar". Shapiro, un influyente comentarista conservador que criticó a Trump en 2016, ha cambiado de opinión ante un primer mandato que no ha sido el apocalipsis, todo lo contrario:

Primero, simplemente me equivoqué con Donald Trump y su política. Segundo, no estaba realmente equivocado sobre Donald Trump en cuanto a su carácter, pero cualquier daño que pudiera hacer ya está hecho, y no va a ayudar si no voto por él esta vez. En tercer lugar, y lo más importante, los demócratas han perdido la puta cabeza. Si te importa la Constitución, la libertad económica y la seguridad de los Estados Unidos, no tienes muchas opciones. Deberías votar por Trump.

Pero no todos los liberales creen que la mejor opción contra la radicalidad violenta de la secta de los “despiertos” (en la que ha caído incluso el una vez respetado New York Times) es apoyar a Trump porque supondría apagar un fuego echando gasolina. La colega de James Lindsay en la revista Areo y coautora del magnífico libro Teorías Cínicas, Helen Pluckrose, lo ha criticado debido que cree que combatir el antiliberalismo de la izquierda apoyando al antiliberalismo trumpiano es situar a los liberales en mitad del fuego cruzado:

No podemos vencer a la justicia social postmoderna y a las formas alternativas de conocimiento de la izquierda con la postmoderna verdad y los hechos alternativos de la derecha. Trump no es la solución para nadie que valore la ciencia y la razón y quiera proteger una sociedad liberal que defienda la libertad de expresión y la diversidad de puntos de vista, así como una erudición rigurosa y un activismo ético dirigido hacia una genuina igualdad racial, de género y LGBT.

Junto a Pluckrose, Steven Pinker, Cathy Young y Alan Sokal también creen no sólo que Trump es insuficiente para frenar a la secta ideológica de los despiertos sino que es una máquina de crear radicales de extrema izquierda debido a su extraordinario potencial para dividir a la población. En este sentido son muy ingenuos porque si hay alguien que no necesita que los animen esos son los que se autodenominan revolucionarios democráticos. Si gana Biden, el New York Times continuará inventándose la historia norteamericana para mancillarla, los campus universitarios seguirán censurando a los académicos incómodos para sus dogmas antiliberales y las calles seguirán incendiadas contra la policía.

¿Hacia dónde se decantarán los liberales norteamericanos? No me gustaría estar en su pellejo porque voten lo que voten, la calma chicha libertaria, la tormenta de Trump o la tempestad wokeness, lo más probable es que se equivoquen. Con Obama los Estados Unidos perdieron la categoría de democracia plena. Sea con Trump o con Biden su horizonte no parece mejorar, todo lo contrario, atrapados en una trampa antiliberal perfecta con un liberalismo utópico, una derecha con tics autoritarios y una izquierda resentida y justiciera que si vuelve a perder se echará a las calles para rodear y asaltar el Congreso, el Senado y la Casa Blanca. Que Dios bendiga América. Lo van a necesitar.

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario