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Amando de Miguel

La economía de otra forma

El secreto de las medidas económicas está en la buena organización del sistema educativo, ahora tan lamentable.

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Comprendo que no me considero competente para precisar las posibles reformas que requiere el adelanto de nuestra economía, la de los españoles. Son cuestiones técnicas, pero antes deben contar con un planteamiento de ideas generales. Me fijo en los aspectos económicos de la política nacional, a salvo de la determinación que puedan dar después las empresas y los consumidores.

Por primera vez en nuestra historia disponemos los españoles de un presidente del Gobierno doctor en Economía. La verdad, no se nota mucho tal calificación. Antes bien, la orientación económica de este Gobierno es bastante errática o, simplemente, mimética de lo que nos viene dado de la Unión Europea. Por cierto, los famosos fondos europeos que nos llegan ahora como una especie de regalo son realmente un medio para favorecer a las empresas foráneas que operan en nuestro territorio. Precisamente es esa dependencia del exterior el fallo más ostensible de nuestra estructura económica. No se corresponde con el peso del producto económico español en el concierto de la Unión Europea. El hecho es que el made in Spain significa poca cosa.

Se impone la progresiva reducción de la centralidad de la industria turística como clave del arco económico español. Hay muchos países en el mundo con mayores facilidades para atraer turistas extranjeros. Es más, ha llegado un punto en el que la población española pasará a importar turismo (españoles como turistas en otros países). En lugar del turismo exterior, la economía española debe descansar en la producción de muchos otros servicios, por ejemplo, el comercio internacional. Sin ir más lejos, Algeciras debería llegar a ser un gran puerto europeo. La reforma turística tendría que completarse con el fomento del turismo interior y la ampliación y mejora de la red de parques nacionales.

Es la hora de superar la dependencia. Significa la producción de vehículos y otros medios de capital con marcas extranjeras, que es lo que ahora domina. Naturalmente, el cambio de modelo pasa por un enorme incremento en la inversión educativa y científica.

El cambio de modelo pasa por un enorme incremento en la inversión educativa y científica.

No todo es innovar. Basta, pongo por caso, con reivindicar el viejo Ministerio de Fomento para acometer nuevas obras públicas. Se requiere la instalación de unas docenas de centrales nucleares de última generación y el desarrollo de la energía del hidrógeno.

Aunque parezca una contradicción, los renovados objetivos económicos pasan por una tajante reducción de la burocracia pública poco efectiva y la consiguiente bajada de los impuestos. Se deben incrementar solo los que gravan loterías, apuestas, tabaco y alcohol, auténticos bienes de lujo. Habría que copiar el modelo irlandés de menos impuestos a las empresas y más a los individuos, excepto en el caso de las herencias y donaciones familiares. Sería de desear el fin de los privilegios fiscales de Navarra y el País Vasco.

En el capítulo de la vivienda y el transporte individual, convendría pasar a una reducción de los sistemas de propiedad para alentar el alquiler.

En todos los aspectos de la política económica habría que primar la cooperación estrecha con Portugal y con los países iberoamericanos.

Un capítulo esencial es el impulso de la inmigración extranjera organizada, singularmente la procedente de los países hispanoamericanos. Debe sustituir a la actual recepción masiva de los inmigrantes ilegales, un hecho que es un verdadero dislate.

El secreto de las medidas económicas está en la buena organización del sistema educativo, ahora tan lamentable. Lo cual requiere un tratamiento más pausado.

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