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Santiago Navajas

Decálogo ético-político de la tauromaquia

¿Cómo es que en la tierra de Lorca, Picasso y Sánchez Mejías no se usa el universo del toro como fuente de educación estética, política y ética?

¿Cómo es que en la tierra de Lorca, Picasso y Sánchez Mejías no se usa el universo del toro como fuente de educación estética, política y ética?
Morante de la Puebla, que celebra este año su cuarto de siglo como matador de toros, se sitúa a la cabeza del escalafón taurino. En la imagen, le podemos ver durante la corrida de la Beneficencia en Madrid, el 1 de junio, uno de los festejos más importantes de la temporada. | EUROPA PRESS

En Andalucía se ha creado la asignatura "Cultura del flamenco". ¿Por qué no una "Cultura de la tauromaquia"? ¿Cómo se explica que en la tierra de García Lorca, Picasso y Sánchez Mejías no se use el universo del toro como fuente de educación estética, política y ética ligada a su patrimonio cultural? Sólo falta que entre los textos periodísticos para Lengua en Selectividad se incluya una de las recurrentes diatribas obsoletas, maniqueas, mentirosas y cursis de Manuel Vicent con sus habituales clichés contra la tauromaquia.

¿Cuáles serían los valores ético-político-estéticos para una posible asignatura de tauromaquia para una ciudadanía cívica? Apunto algunas ideas.

1. Valor. En la novela El miedo del portero al penalti, Peter Handke escribe sobre un antiguo portero de fútbol cuya percepción errática y fragmentaria, alimentada por su aislamiento y la hostilidad de un mundo que no comprende, lo lleva finalmente al crimen. Vivimos en un mundo dominado por el miedo: miedo a la globalización, miedo a Putin, miedo al cambio climático, miedo a la energía nuclear, miedo a nosotros mismos… El filósofo Hobbes y el jedi Yoda nos advirtieron sobre cómo el miedo lleva al odio, y el odio a la destrucción y el nihilismo. Frente a tanto miedo y tanto propagador del pánico, ¿quién enseña a tener valor, que no significa anular el miedo sino que se consiga controlar y superar? El miedo del torero ante el Miura no conduce a la fragmentación nihilista sino, por el contrario, a saber valorar la importancia de la vida, consistente en que estamos eternamente bailando en una frágil capa de hielo sobre un abismo. Y que dejar de bailar no solo no es una solución, sino que puede ser el mayor de los problemas.

2. Verdad. Vivimos una era de posverdad, que no consiste en que haya muchas mentiras, o que sea difícil distinguir una de otra, sino que no le importa la verdad a nadie. ¿Podría soportar la sociedad occidental mataderos de cristal? ¿Qué pasaría si se obligase a contemplar de dónde salen los filetes de pollo y los jamones serranos? ¿Sería conveniente que los niños fuesen a visitar mataderos como van a museos? Las corridas de toros no se esconden, todo es transparente, todo es verdad. El toreo de Emilio de Justo y Morante son, en la expresión más taurina que existe, la hora de la verdad.

3. Respeto. Cada año se produce una masacre de animales. Se les mata de una manera industrial, científica, tecnológica, aséptica, con los sellos ISO y "bienestar animal". ¿Cuántos de los operadores de línea de matadero (vulgo: "matarifes") han muerto por heridas de los animales que sacrificaban? No resbalándose, sino por cornadas, patadas o dentelladas. Como afirma el filósofo Francis Wolff:

Prueba fehaciente del respeto hacia el toro es que en la corrida sólo se puede dar muerte poniendo el torero en peligro su propia vida. El deber de arriesgar la propia vida es el precio que uno tiene que pagar para tener el derecho de matar al animal.

4. Ecologismo. En su última diatriba antitaurina, Vicent reconoce que el toro bravo es "(el) animal más hermoso de la tierra, cuya presencia en el campo es una de las imágenes más bellas que se puede contemplar". ¿Y quién ha creado al toro bravo? ¿cómo se mantiene el toro bravo? ¿qué tipo de ganadería respetuosa con el medio ambiente y conservadora respecto al sostenimiento exige el toro bravo? No es que el toro bravo presuponga una ganadería extensiva, sino todavía más: una ganadería amorosa y cuidadora respecto al toro bravo, el único animal al que de facto se le iguala al hombre. Al respeto y al cuidado se le sumará la admiración y la veneración. Imaginen lo que pasaría con las dehesas donde pastan libres los toros bravos, cuando los animalistas urbanitas al estilo de Vicent triunfasen en sus delirios neuróticos ligados al prohibicionismo político, la histeria moralista y el masoquismo gastronómico.

5. Libertad. El talante fascistoide de los enemigos de las corridas de toros tiene su plasmación más obvia en la alcaldesa de Barcelona, la ultraizquierdista Ada Colau, alguien que simpatizaría con Himmler en el asco que le produce tanto la tauromaquia como la libertad de expresión. Al líder nazi lo llevaron a una corrida de toros en Madrid y casi vomitó ante el espectáculo sangriento. Podemos imaginarlo de charleta con ese otro gran animalista que era Hitler comentando lo salvajes que son esos atávicos españoles, no como ellos, científico-tecnológicos genocidas de judíos a mayor gloria del Dasein de Heidegger. Colau no solo ha declarado Barcelona "ciudad antitaurina", sino que prohibió una campaña publicitaria en su ciudad, que se cree que es su masía particular, de la feria taurina de Zaragoza. La tauromaquia es también una escuela de libertades.

6. Democracia. El tendido 7 de las Ventas representa el profundo sentido democrático de la fiesta de los toros. Las corridas es un juego alegre, en sentido nietzscheano, eminentemente popular, creado por el pueblo llano, aquellos que temían más a las cornás del hambre que a las de los morlacos. Incomprensible para los burgueses de moralidad filistea y partidarios de una dictadura afrancesada, el toreo es el arte más popular en el mundo, el único en el que el público es "el respetable" porque no solo sabe de toros sino que participa en la ceremonia misma. Una corrida por televisión pierde en emoción del directo en vivo y también la viveza de los comentarios in situ del público.

7. Conocimiento. La inteligencia consiste en la transformación de la información en conocimiento y sabiduría a través de reglas combinadas con la intuición. Es fácil que se confunda el conocimiento y la sabiduría con la mera erudición y el banal postureo cultureta. Pero delante del toro solo cabe el conocimiento auténtico, consistente en la humildad y el reconocimiento de los límites. Un paso más allá hacia la soberbia intelectual conduce a la cornamenta del morlaco. La cogida es equivalente a la refutación en la filosofía popperiana de la ciencia. Por eso a Enrique Ponce, el torero más apolíneo de las plazas, lo llaman el "catedrático" del toreo por su profundo saber y entender al toro.

8. Mérito. Recientemente el artista Maurizio Cattelan ha vendido en una exposición de arte contemporáneo un plátano pegado a la pared con un cacho de cinta aislante por 125.000 dólares. Las plataformas televisivas se llenan de series que se consumen con la misma facilidad que los churros precocinados. La IA hace que seamos incapaces de distinguir la verdad y la falsedad. En todo este delirio de mentiras políticamente correctas a mayor gloria de sonrisas dentunas de selfie, ¿en qué otro lugar podemos encontrar el mérito que supone enfrentarse a un toro, de media tonelada e instinto bravo, a cuerpo descubierto, únicamente armado con un trapo y una espada, técnica y valor? Cuándo se pregunten a quién no sustituirá nunca la IA, busquen la última corrida en su ciudad.

9. Muerte. Hasta hace poco, los muertos se velaban en las propias casas. Durante toda la noche, el fallecido "recibía" a familiares y amigos para un ultimo adiós. Ahora el cadáver se situa en un aséptico tanatorio, tras un higiénico cristal, en una zona separada y refrigerada de sus allegados. ¿Dónde si no en la corrida española queda todavía espacio para la rebeldía ante la muerte, la aspiración a la trascendencia y el realismo mágico de un pase de pecho que desafía tanto la cornamenta moral de una bestia noble, esto ya es de lo menos, como el acoso político y moral del monstruo rastrero de la incomprensión, la ignorancia y el espíritu del resentimiento vital? Lo explica el gran poeta Carlos Marzal: "La poesía y los toros son dos maneras de asomarse al misterio de estar vivo".

10. Pluralidad cultural. "Nadie compone una canción sobre la castración del animal" explica el novelista animalista Coetzee. Tampoco hay ningún poema a los mataderos o los matarifes. Sin embargo, el mundo taurino es un ámbito esencialmente poético. Llanto por Ignacio Sánchez Mejías es la refutación en clave coeetziana del animalismo simplista e ingenuo, ciego a los valores culturales de la tauromaquia. El arte y la vida son dos manifestaciones de lo mismo: la vida es el hecho bruto; el arte el hecho pulido por la inteligencia que guía al sentimiento y se plasma en la voluntad. Pretender prohibir la tauromaquia es imponer una forma de vida sin espíritu, una manera de hacer cultura ligada únicamente al consumismo y el entretenimiento de una globalización pragmatista, utilitarista y posmoderna.

Este decálogo ético-político tenía vigencia en 1923 como lo tiene hoy en 2023. Y lo seguirá teniendo en 2123. Si no pudieron con la Fiesta Nacional los Papas de Roma y los Borbones de París, tampoco impondrá su ley moral Walt Disney en Florida y la IA en California. Nos vemos en las Ventas y la Maestranza, Bilbao y Nimes.

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