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Jorge Soley

EEUU: los demócratas quieren desencadenar un BLM abortista para volver a incendiar el país

Buscan poner el país patas arriba y desviar la atención de la desastrosa gestión de la Administración Biden.

Buscan poner el país patas arriba y desviar la atención de la desastrosa gestión de la Administración Biden.
El presidente de EEUU, Joe Biden. | EFE

¡La que se ha montado con la filtración de la sentencia del Supremo norteamericano que derogaría Roe vs. Wade! Viendo la reacción de algunos, la niña del exorcista parece una profesora de yoga a su lado. ¡Es el fin del mundo! Nos advierten, con ojos desorbitados, que quieren acabar con el "derecho reproductivo" (aunque, tratándose del aborto, ¿no sería mejor llamarle "antirreproductivo"?), mientras Pelosi y Schumer lo califican de abominación y llaman a la insurgencia desde sus mansiones. En un lejano e irrelevante eco, nuestra inefable Carmen Calvo nos larga que "una mayoría de hombres, 6 de 9, y que no pueden abortar porque no tienen útero, decidirán sobre cómo no podrán abortar las mujeres en EEUU. De esto es de lo que habla el #Feminismo", olvidando que la sentencia que abrió las puertas al aborto en 1973 fue aprobada no por seis sino por nueve hombres, que tampoco podían abortar porque no tenían útero. ¡9 de 9 y ni una sola mujer! De esto, el feminismo no dice ni mú.

Y por cierto, ¿no habíamos quedado en que lo del útero no determina qué es una mujer? Si ni siquiera la recientemente elegida nueva juez del Supremo sabe definir qué es una mujer…

Pero no nos desviemos del tema.

La filtración de este lunes, algo inédito en la historia del Tribunal y que supone una nueva demostración de que en la batalla cultural que se vive en Estados Unidos no queda regla de juego que sea respetada por los demócratas, apunta a que estamos a punto de asistir a la anulación de la sentencia Roe vs. Wade. Esto es lo que se desprende del texto preparado por el juez Samuel Alito, ponente del Supremo, robado ilegalmente por un secretario, entregado a los medios de comunicación y publicado en el diario online Politico.

El pasado mes de diciembre los jueces del Supremo escucharon los argumentos de las partes en el caso Dobbs: a la vista de las cuestiones planteadas por los abogados, existía una fundada esperanza de que se produjera una decisión que pudiera anular Roe vs. Wade o, al menos, avalar la ley de Mississippi que prohíbe el aborto después de las 15 semanas. El texto redactado por el juez Alito, en manos de los magistrados desde el pasado 10 de febrero, enumera todas las razones constitucionales y motiva la decisión de rechazar radicalmente la decisión de 1973 que inventó una descabellada protección constitucional del aborto y también la posterior sentencia de 1992 (Planned Parenthood vs. Casey), que defendía un supuesto derecho al aborto.

El texto de Alito es una propuesta de sentencia apoyada por cinco de los seis jueces conservadores (Thomas, Gorsuch, Kavanaugh, Barrett y, por supuesto, el propio Alito, mientras que Roberts aún no se ha pronunciado, según Politico), y por tanto por la mayoría de los miembros del Tribunal, compuesto por nueve jueces. Aunque la redacción de la sentencia final y el número de jueces que la apoyarán puede cambiar antes de su publicación definitiva, prevista para finales de junio o principios de julio, todo parece indicar que estamos ante el fin de Roe vs Wade.

Entre sus 98 páginas, el borrador de Alito incluye afirmaciones tan significativas como éstas:

Sostenemos que Roe y Casey deben ser anuladas. La Constitución no hace referencia al aborto y ningún derecho de este tipo está implícitamente protegido por ninguna disposición constitucional.

Roe fue un error palmario desde el principio. Su razonamiento fue excepcionalmente débil y aquella decisión ha tenido consecuencias perjudiciales. Lejos de lograr un acuerdo nacional sobre la cuestión del aborto, Roe y Casey han inflamado el debate y profundizado la división. Es hora de hacer caso a la Constitución y devolver la cuestión del aborto a los representantes elegidos por el pueblo.

La conclusión ineludible es que el derecho al aborto no está profundamente arraigado en la historia y las tradiciones de la nación. Por el contrario, una tradición ininterrumpida de prohibición del aborto bajo pena de castigo penal persistió desde los primeros días del derecho común hasta 1973.

En muchas otras ocasiones, este Tribunal ha anulado importantes decisiones constitucionales. (...) Sin estas decisiones, el Derecho constitucional estadounidense tal y como lo conocemos sería irreconocible, y este sería un país diferente".

Entonces… ¿se va a prohibir el aborto en Estados Unidos, como los medios de mayor circulación en España proclaman desde sus portadas?

La respuesta, ya se lo anticipo, es que no.

El mismo Alito, en el texto filtrado (y que el Supremo ya ha confirmado que es verdadero), afirma:

En algunos estados, los votantes pueden creer que el derecho al aborto debe ser aún más [sic] amplio que el derecho que Casey y Roe reconocieron. Los votantes de otros estados pueden querer imponer estrictas restricciones basándose en su creencia de que el aborto destruye un "ser humano no nacido"... Lo que nuestra nación ha comprendido históricamente como libertad ordenada no impide que los representantes elegidos por el pueblo decidan cómo debe regularse el aborto.

No pretendemos saber cómo responderá nuestro sistema político o nuestra sociedad a la decisión de hoy que anula Roe y Casey. Y aunque pudiéramos prever lo que sucederá, no tendríamos autoridad para dejar que ese conocimiento influyera en nuestra decisión. Sólo podemos hacer nuestro trabajo, que es interpretar la ley, aplicar los antiguos principios de stare decisis y decidir este caso en consecuencia. Por lo tanto, sostenemos que la Constitución no confiere un derecho al aborto. Roe y Casey deben ser anulados, y la autoridad para regular el aborto debe ser devuelta al pueblo y a sus representantes elegidos.

Bastante clarito, ¿no? Puro originalismo que se limita a afirmar que ese derecho al aborto no está en la Constitución americana y devuelve el asunto a cada estado. Algunos lo mantendrán, otros lo restringirán e incluso podemos encontrar algunos donde se promueva y otros donde esté taxativamente prohibido. Veremos. Una sentencia fundada en un originalismo que tiene sus virtudes y sus limitaciones, no es lo que estamos discutiendo ahora, pero que en cualquier caso no se parece en nada a lo que nos presenta la mayoría de los medios.

Fuera del ámbito estrictamente judicial, queda la filtración y la apocalíptica campaña organizada principalmente por multinacionales abortistas, el Partido Demócrata y sus medios afines, con insultos, amenazas y llamadas a la revuelta. Algunos de ellos llaman a ampliar el Supremo ("pack the court") para cambiar la actual correlación de fuerzas, pero llegan tarde. Otros apuestan por una ley federal que consagre el derecho al aborto, pero no está tan claro que los demócratas cuenten con suficientes votos para hacerlo. Y tras las midterm del próximo noviembre la cosa se complicará aún más. Lo que sí parece claro es que un Partido Demócrata en horas bajas, desorientado, recientemente derrotado contra pronóstico en las elecciones a gobernador de Virginia y con malas expectativas electorales va a intentar movilizar a su base y montar una especie de BLM 2.0 abortista para poner el país patas arriba y desviar la atención de la desastrosa gestión de la Administración Biden.

La incendiaria declaración del matrimonio Obama en reacción a la filtración del texto de Alito va inequívocamente en esa dirección. Los Obama se muestran muy preocupados porque, dicen en referencia a los defensores del aborto,

mientras que muchos están enfadados y frustrados por este informe, algunos de los que apoyan a Roe pueden sentirse impotentes e instintivamente volver a su trabajo, o a sus familias, o a sus tareas cotidianas, diciéndose a sí mismos que, como este resultado era predecible, no hay nada que podamos hacer.

Ya ven qué peligro: muchos norteamericanos están tentados de hacer una vida normal, dedicándose a sus familias y a su trabajo. Tremendo, ¿no? Y añaden, tras una serie de tópicos emotivistas, un llamamiento a la acción:

Te pedimos que te unas a los activistas que llevan años dando la voz de alarma sobre este asunto y que actúes. Únete a ellos en una protesta local. Hazte voluntario con ellos en una campaña. Únete a ellos para instar al Congreso a que convierta Roe en ley. Y vota junto a ellos el 8 de noviembre o antes y en todas las demás elecciones.

Su plan resulta, a estas alturas, evidente: un Black Lives Matter abortista que incendie el país y les salve políticamente.

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