
Lo que se conoce hoy como "batalla cultural" se refiere esencialmente a un esfuerzo de explicación y extensión de las ideas de las nuevas derechas emergentes tras años de sumisión –voluntaria, ciega o irresponsable—, a la hegemonía ideológica y moral de unas izquierdas, casi siempre marxistas aunque a veces nacionalistas, que han logrado imponerse.
La estrategia de penetración en la cultura derivada de la insistencia del comunista Antonio Gramsci tuvo su efecto y hoy son sus sucedáneos hasta Ernesto Laclau los que imponen qué debe pensarse y sentirse mientras usan la política como arma oportuna hasta el advenimiento de la hegemonía absoluta o dictadura total.
En tiempos pasados, las izquierdas usaban la palabra "concienciación", de origen pío, para definir la operación por la cual una persona era penetrada por sus ideas resultando al final "concienciada". Repárese en lo fácil que es deducir que quien no asume los postulados "progresistas" tiene un déficit de conciencia o no la tiene en absoluto. La elección de las palabras nunca es inocente.