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Enrique Navarro

Crisis global y elecciones en EE.UU.: ¿Qué podemos esperar?

Ataques, amenazas internacionales e inseguridad son factores que, manejados acertadamente desde la Casa Blanca, pueden dar un triunfo electoral.

Ataques, amenazas internacionales e inseguridad son factores que, manejados acertadamente desde la Casa Blanca, pueden dar un triunfo electoral.
Joe Biden en la National Action Network Convention en la Casa Blanca | Europa Press

Existe la teoría ampliamente extendida de que la política exterior ha influido relativamente poco en los votantes norteamericanos para las presidenciales. Esto no es del todo cierto desde el momento en que los estados fundacionales otorgaron la exclusividad de la política exterior al presidente con el fin de que no interfiriera en las decisiones domésticas. Es muy posible que los matices no influyan, pero cuando se trata de graves amenazas y conflictos bélicos, la historia de los últimos cien años nos muestra que siempre la política exterior ha influido en las elecciones presidenciales.

Las elecciones norteamericanas desde 1948 se han decidido con márgenes inferiores al 5%, excepto cuando había terceros candidatos potentes como Wallace en 1968 y Perot en 1992. Si analizamos los tiempos de conflictos bélicos entre la conciencia de la amenaza bélica, el desarrollo militar y la percepción del final o de la derrota, podemos decir que cuando existe el temor a un conflicto el elector americano vota por la continuidad. Esto sucedió en 1948 con Truman, 1964 con Johnson, con el mayor porcentaje de voto popular de la historia, con Nixon en 1972 ante el conflicto en Oriente Medio y Bush en 2004. También sucedió cuando Estados Unidos estaba en guerra con la expectativa de una victoria. Ocurrió con Roosevelt, Eisenhower y Bush. Cuando los conflictos entraron en su fase de decadencia: Corea en 1952; Vietnam en 1968, guerra Irak y Afganistán 2008, se votó por el cambio.

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