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Enrique Navarro

¿Para qué ha servido la guerra en Gaza?

No se ha conseguido nada positivo a futuro, salvo que el objetivo fuera la satisfacción personal por el castigo infringido, que al final parece que es el único resultado obtenido.

No se ha conseguido nada positivo a futuro, salvo que el objetivo fuera la satisfacción personal por el castigo infringido, que al final parece que es el único resultado obtenido.
Benjamin Netanyahu. | EFE

Las guerras tienen causas, detonantes, desarrollos y, al final, la victoria o la derrota. Si la guerra acaba sin ningún bando victorioso, eso significa que o bien la guerra no tenía sentido o bien no se ha terminado.

De las causas ya se ha hablado mucho y del atroz ataque perpetrado por Hamás, la autoridad militar y política de la franja de Gaza en octubre pasado como detonante, también. De la legitimidad de Israel para defenderse de los continuos ataques y de intervenir militarmente en Gaza, más allá de quienes tienen posicionamiento políticos muy significados, creo que no hay duda.

Pero las guerras hay que evaluarlas en términos de cuál era la misión, ¿a qué ha enviado sus tropas a Gaza Netanyahu? Si la respuesta era eliminar la capacidad de combate de Hamás, o, digamos en plata, destruirlo físicamente, por lo que sabemos, todavía quedan batallones en activo, más los que suponemos que se han marchado para continuar su guerra en el futuro, así que a pesar de todo el destrozo, Hamás continuará existiendo y en un años de reclutamiento habrá recompuesto sus fuerzas. Voluntarios y apoyos no le van a faltar. Si era recuperar a los rehenes vivos, tampoco se ha conseguido el objetivo. Si era hacer una demostración de fuerza que atemorizase tanto al enemigo que nunca volviera a atacar, tampoco parece que se haya conseguido. Es decir, no se ha conseguido nada positivo a futuro, salvo que el objetivo fuera la satisfacción personal por el castigo infringido, que al final parece que es el único resultado obtenido, y no es para vanagloriarse.

La operación militar de siete meses para ocupar un territorio del tamaño de casi la mitad de la ciudad de Madrid y plano como la palma de la mano, se me antoja que contiene errores. Lo hubiera entendido si se hubiera tratado de una guerra quirúrgica, pero la dimensión de los daños producidos no atestiguan que se haya tratado de una operación de precisión, sino de una ocupación militar para terminar con una amenaza que dura ya décadas.

Pero, ¿qué queda después de la batalla, después del daño que se ha producido entre los dos bandos contendientes? ¿Qué ha ganado Israel en esta guerra y qué ha perdido? Y, asimismo, ¿qué pasará con Hamás y Palestina?. Este es el análisis interesante de cara a futuro. Se trataría de averiguar si esta tragedia conducirá a un escenario más positivo, aun reconociendo lo complejo de este término en la zona, o a uno más negativo.

Israel puede tener dos objetivos alternativos existenciales a futuro. Sobrevivir como estado en permanente estado de guerra contra sus vecinos, y para ello necesita a Estados Unidos y, por supuesto, una cierta solidaridad occidental, además de que sus enemigos no se vuelvan más fuertes; o generar un cierto espacio de convivencia donde todo el mundo respete el derecho a existir del otro. A día de hoy ambas posibilidades se presentan bastante inviables, lo que supone una tragedia para Israel, que tiene mucho más que perder, frente a los que han perdido casi todo.

Es imposible entender todo este conflicto sin Irán, pero tampoco podemos caer en el error de pensar que todo lo que ha pasado alrededor de Israel en estos últimos cuarenta años tiene que ver con la acción terrorista de Irán. Hay circunstancias que son producto de la irresoluble voluntad de ambas partes de prevalecer sobre el otro, y esto hace inviable la paz y la seguridad.

¿Qué hace falta para que ambas comunidades desistan de sus diferencias, de que los palestinos reconozcan el derecho de Israel a existir en sus territorios históricos y que los palestinos puedan existir sin necesidad de atacar Israel y tener un reconocimiento internacional? muchas preguntas sin respuestas.

El reconocimiento de los territorios palestinos no solo es un gran error estratégico sino que además no va a traer más seguridad, pero es muy difícil luchar contra la televisión y la desinformación que se ha generado. Convertir a un enemigo, por muy malvado que sea, en un mártir no es una buena decisión. Si no mantenemos firmemente que solo la paz y la seguridad pueden conducir a un reconocimiento oficial que debe ser mutuo, estaremos desprotegiendo a Israel, el estado atacado. Es decir, no se puede reconocer Palestina sin que esta reconozca a Israel y viceversa, porque es a ellos a quiénes más afectan estas decisiones y es en esta línea en la que Occidente debe trabajar. Lo demás daría a entender que se pone a un mismo nivel al terrorismo que inició esta guerra con un ataque atroz con el derecho de autodefensa que asiste a cualquier país. ¿Deberíamos sentir compasión por el régimen nazi cuando sus ciudades eran masacradas por los aviones aliados? Nadie dudaba de que la destrucción de Alemania era la única forma de ganar la guerra, pero si Roosevelt hubiera tenido enfrente la televisión y Twitter, con una adecuada manipulación de Goebbels, la situación habría sido muy diferente.

Llegados a este punto, lo más importante es que los mensajes sean claros. La guerra no ha sido exitosa, no ha conseguido sus objetivos ni va a traer más paz y seguridad. Si Israel se queda en Gaza volverá a sufrir como en el pasado y si se retira tendrá a un territorio que solo ha acumulado más odio contra Israel y que encontrará apoyo para continuar su lucha. Es decir, el objetivo último de la misión no se va a conseguir. El objetivo primario de recuperar a los rehenes hace muchos meses que pasó a segundo término, y es lógico, ya que la gran mayoría de ellos han sido asesinados, de que se trata de evitar que algo así vuelva a repetirse.

Necesitamos proveer seguridad a Israel, y a continuación a los territorios palestinos. Luego es necesario un acuerdo de territorios que posibilite el desarrollo económico y social de los territorios palestinos; sin desarrollo no hay futuro para nada más que la guerra. Nadie en Israel puede creer que este estatus se va a mantener siempre. Algún día Palestina será un estado e Israel debería prepararse para este hecho, asumiendo que por muy sólidos que sean sus cimientos, la multiculturalidad será cada vez mayor en el país. Es cuestión de tiempo, algo contra lo que no se puede luchar.

La historia juzgará si Netanyahu acertó en sus decisiones, pero cuesta creer que tanto sufrimiento pueda justificarse algún día, salvo que fuera para traer la paz definitiva, y estoy absolutamente seguro de que no es así. Los dos pueblos han visto y sufrido el dolor, la tragedia, la violencia como pocos, es hora de cambiar la táctica y pensar en el futuro. Para que ellos puedan hacerlo necesitan de mucha ayuda de todos, si no, el mundo del siglo XXI continuará asistiendo a la tragedia de dos pueblos que son incapaces de entenderse y convivir. Tengo la duda de que si Dios bajara a Jerusalén y dijera que no existe, serviría para algo, pero ya está bien de pelear porque Josué "conquistó toda la región…destruyó todo y los mató a todos; no quedó nada, ni dejó vivo a nadie, tal y como el Señor, el Dios de Israel, se lo había ordenado", como nos dice el Sefer Yehoshúa o Libro de Josué para los cristianos; o porque el Corán señale: "matadlos donde deis con ellos y expulsadlos de donde os hayan expulsado".

Tan poderosos sentimientos y creencias no deberían utilizarse para justificar la violencia, sino para la paz y el entendimiento. Lo único que tengo claro es que el destino seguro de los violentos es el infierno, a ver si se enteran.

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