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Marcel Gascón Barberá

'No molestar': una crónica definitiva de Ruanda

Ruanda es, posiblemente, uno de los países más fascinantes del mundo. Michela Wrong es una guía imprescindible para conocerlo en toda su complejidad.

Ruanda es, posiblemente, uno de los países más fascinantes del mundo. Michela Wrong es una guía imprescindible para conocerlo en toda su complejidad.
Paul Kagame.

Hace unas semanas conocí a una chica de Ruanda. Me contó que sus padres y buena parte de su familia habían sido asesinados en el genocidio. Los hermanos que, siendo unos niños, sobrevivieron lo hicieron porque a su padre se le ocurrió mandarlos a luchar con el Frente Patriótico Ruandés (FPR), la guerrilla tutsi que tumbó al régimen genocida hutu para establecer uno de los regímenes más exitosos de África. De haberse quedado en casa, pensó el hombre, habrían sido masacrados por los radicales hutus. La suerte que corrió él mismo, me dijo su hija, demuestra que acertó.

De la chica ruandesa me impresionó el estoicismo con que relataba su tragedia. Es algo común a todos los ruandeses exiliados y emigrados que conocí en Sudáfrica y me hace acordarme de una anécdota. No sé de dónde viene ni si es verdad, pero refleja bien la relación con el trauma de muchos ruandeses que he conocido. En los meses y años posteriores al genocidio, muchos psicólogos occidentales viajaron a Ruanda para ayudar a los supervivientes. Después de varias sesiones de terapia los ruandeses les dijeron que gracias, pero que lo que ellos necesitaban era olvidar los horrores que vieron y que les diera el sol, no volver a sumergirse en sus recuerdos más lúgubres en habitaciones cerradas.

Ruanda es un país al que he dedicado mucha atención en los últimos años. Gracias, en parte, a Verónica Puertollano, que cuando yo estudiaba me recomendó libros y me transmitió el virus de su fascinación por Ruanda. Un día, nos dijimos muchas veces, viajaremos a Kigali juntos. El encuentro con la chica ruandesa me llevó a volver a interesarme por el país, y decidí comprarme el libro Do Not Disturb, no molestar, "la historia de un asesinato político y de un régimen africano que descarriló", de la periodista Michela Wrong.

El asesinato político es el de Patrick Karegeya, disidente y antigua mano derecha del presidente ruandés Paul Kagame como jefe del espionaje militar exterior de Kigali. Karegeya fue hallado muerto el día de Año Nuevo de 2014 en una habitación del hotel Michelangelo de Sandton, Johannesburgo, de ahí el "no molestar" del título. Wrong reconstruye con inteligencia y riguroso detalle el asesinato, cometido, según todas las informaciones disponibles, por órdenes de Kigali, y ofrece un fresco vivísimo y emocionante de la vida en el exilio de los desafectos de Kagame en la metrópolis más americana de África.

Karegeya es uno de los grandes protagonistas del libro, que es un retrato histórico, pero sobre todo psicológico, de una clase dirigente tutsi encumbrada por el mundo occidental, sobre todo anglosajón, por haber puesto fin al genocidio que no pararon ni las potencias democráticas ni la ONU. A través de sus entrevistas con Karegeya y otros compañeros de armas caídos en desgracia y amenazados por el largo brazo ejecutor de Kigali, Wrong se remonta a los orígenes de la mayoría de ellos, incluido Kagame, como refugiados tutsis en la vecina Uganda.

Sus intereses comunes llevaron a esta minoría aristocrática y orgullosa a alistarse a la guerrilla del actual presidente ugandés, Yoweri Museveni, que en 1986 se hizo con el poder gracias, en parte, a las habilidades militares y de inteligencia de Karegeya, el hoy también exiliado general Kayumba Nyamwasa, el legendario Fred Rwigyema y otros tutsis nacidos o crecidos en Uganda como el propio Kagame, que se convertiría, como presidente de Ruanda, en el jefe de todos ellos.

Con los métodos a menudo sangrientos que ya aplicaron como cuadros del ejército irregular de Museveni, estos jóvenes heridos por la venganza a siglos de dominación tutsi del nuevo poder hegemónico hutu renunciaron a la vida de opulencia y comodidad que se habían ganado con el arma en la mano en Uganda y volvieron a tomar el fusil para liberar a sus hermanos tutsis en Ruanda.

Como ya demostraron en el campo de batalla tanto en Uganda como en Ruanda, los desplazados tutsis del FPR se caracterizan por su brillantez intelectual y por la determinación con la que persiguen sus objetivos. Sus resultados son impresionantes también desde el Gobierno de Ruanda, que bajo el liderazgo de Kagame en uno de los países más estables, seguros, influyentes y que más han progresado de toda África.

Por la necesidad ineludible de simplificar que exige todo guión, los mecenas occidentales de esta Ruanda han preferido ignorar la represión implacable que Kagame ha aplicado para no perder el control del país y continuar por su senda de progreso. El libro de Wrong demuestra que el FPR nunca fue la organización angélica que algunos pintaron en Occidente. Los crímenes y los abusos comenzaron mucho antes de que Kagame empezara a perseguir a sus propios aliados cuando éstos discreparon o dieron muestras de desafección.

Wrong dice al principio del libro que tuvo que elegir a cuál de los dos campos entrevistar. Si hablaba con Kagame y quienes le siguen siendo fieles no tendría acceso a Karegeya, Nyamwasa y los exiliados, por lo que decidió renunciar a tener de primera mano la versión de la élite que sigue en Kigali y centrarse en sus antiguos enemigos. Al fin y al cabo, Karegeya y los demás tutsis rebotados con Kagame sabían todo de los años de la guerrilla, y de los del régimen hasta el momento de su huida de Ruanda. Y tenían bastante más libertad para contar su verdad que la que tienen quienes siguen siendo subordinados del todopoderoso y paranoico Kagame.

El resultado es un retrato apasionante de la ruptura de esta élite. Un relato de cómo el difunto Karegeya y compañeros de oposición como Nyamwasa, que vive escondido y con protección permanente y ha sobrevivido a dos intentos de asesinato en Sudáfrica, han vivido con la angustia constante de la eliminación física a manos de quienes una vez cogieron en brazos a sus hijos y lo compartieron todo como camaradas.

Aunque desde fuera de Ruanda y con fuentes abiertas o indirectas, Wrong también ofrece una poderosa radiografía de la implacabilidad y apabullante eficacia del régimen que ayudaron a construir Karegeya y Nyamwasa. Ruanda persigue sus metas con una audacia y un descaro inauditos para un país de sus características. La Ruanda del FPR es una especie de Israel para el que no existen obstáculos insalvables cuando se trata de perseguir lo que el régimen considera su interés vital.

Con 12 millones de habitantes y una superficie más pequeña que la de Galicia, Ruanda no tiene problemas en acosar a sus críticos en países occidentales de los que depende, aunque a veces provoque con ello desagradables encontronazos diplomáticos. Según varias denuncias bien fundamentadas, Ruanda está detrás de los rebeldes tutsis del M23 en la República Democrática del Congo (RDC), del que Kigali extraería valiosos recursos naturales en los territorios que controlan sus proxies. Ruanda también ejerce su influencia internacional por la vía legal.

Según explicaba recientemente Jessica Moody en un artículo sobre el papel de "policía de África" en el que se está consolidando Kigali, Ruanda es, pese a sus modestas dimensiones, el quinto mayor contribuyente de tropas a las misiones de paz de la ONU en todo el mundo. La seriedad de su ejército ha hecho que países africanos como Benín, Mozambique o la República Centroafricana hayan recurrido a Ruanda para hacer frente a las amenazas armadas en sus territorios.

Con todas sus facetas siniestras y directamente criminales, el régimen de Kigali es un ejemplo de seriedad y altura de miras en un mundo lleno de fantoches como los que gobiernan España. Ruanda es, posiblemente, uno de los países más fascinantes del mundo. Do Not Disturb, de Michela Wrong, es una guía imprescindible para conocerlo en toda su profundidad y complejidad.

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