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La Ilustración Liberal

Un miserable común

Que el tal Guillermo Toledo vomite la porquería propia de su indigencia moral e intelectual no es noticia por novedoso. Este tipejo es el mismo que gritaba "No a la guerra" en una gala de los Premios Goya luciendo una camiseta del genocida vietnamita Ho Chi Minh. El primer impulso, en estos casos, es ignorarle por cansino, pero las entrañas son las entrañas, y toda la capacidad que les falta a estos tipos para hacer buen cine –el Willy en cuestión lleva años haciendo el mismo personaje de playboy cutre sin gracia en todas las películas o series en las que interviene– les sobra para removerlas. Y es que ha dicho lo que ha dicho con el cuerpo de Orlando Zapata Tamayo recién enterrado y el conmovedor llamamiento de su madre resonando en la conciencia de cualquier persona decente. Ha dicho que este albañil torturado hasta la muerte es un delincuente común. Ya saben los cacos, trapicheros y demás población carcelaria lo que les esperaría si sus vidas dependiesen de este campeón de la solidaridad con los más desfavorecidos.

Es tan mezquino que ni él se lo cree. Sabe perfectamente que el único delito que cometió Zapata Tamayo fue tener coraje para reclamar lo que él disfruta todos los días: libertad y unas condiciones de vida dignas. Es tan vil que sabe a ciencia cierta que lo que él se gasta en cualquiera de sus modelitos de perroflauta de etiqueta es más de lo que disponen las familias de los disidentes a los que llama "terroristas" para malvivir todo un año. Y les insulta. Si los disidentes son terroristas, ¿con ellos no hay que dialogar? ¿O es que Willy Toledo no respaldaba la negociación con la ETA?

Desgraciadamente, lo común no es la delicuencia que atribuye a Orlando Zapata. Ya se han encargado sus amigos los Castro de que no lo sea. Antes de Orlando han matado a miles más, con la complacencia de mucha gente como Toledo. Porque lo que sí es común son estos miserables que lamen el trasero al régimen castrista mientras ellos disfrutan aquí de todo aquello que al pueblo cubano se le niega. Lo común son cobardes como Toledo, que lanzan su mierda por la espalda pero no tienen los arrestos suficientes para decirle a la cara a Raúl Rivero o a Guillermo Fariñas que son unos delincuentes.

Miserables y cobardes como tú, Willy Toledo. ¿O es que tienes otros motivos? ¿Te han grabado en algún hotel del paraíso revolucionario? Cuéntanos, Willy.

Libertad Digital, 1-III-2010

Número 43

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